La portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Mar Espinar, ha dicho adiós al Palacio de Cibeles haciendo un alegato de la «política de las pequeñas cosas», la local. «La despedida duele tanto porque he sido muy feliz aquí», ha declarado una emocionada Espinar desde el atril del Pleno.
En su último Pleno ordinario como portavoz socialista del grupo municipal --Espinar deja el Ayuntamiento tras ocho años y va en los primeros puestos de la lista del PSOE a la Asamblea--, la edil ha asegurado que es un «privilegio y una responsabilidad» por parte de Gobierno y oposición conseguir que la ciudad «sea un lugar más humano» de la mano de la política más importante, la local, «la política de las pequeñas cosas».
Ser portavoz de su grupo ha sido un «honor» que ha ejercido bajando al barro. «He pasado más tiempo en la calle que en el despacho de Mayor, como pasará en la Asamblea», ha adelantado, después de dar las gracias a todos los compañeros y compañeras con las que ha coincido, del suyo y de otros grupos, en este mandato y en el anterior, empezando por la exalcaldesa Manuela Carmena e incluyendo a Javier Ortega Smith porque «se aprende de todo el mundo, hasta del diablo».
«En política se aprende que los malos no son tan malos y que los buenos... ya se sabe», ha ironizado. También ha deseado la mejor de las suertes a todos los que vengan a Cibeles, especialmente a su candidata, Reyes Maroto.
De su paso por Cibeles se lleva «grandes amigos y algunos enemigos». También «satisfacciones como el realojo de los vecinos de Peironcely, el nombramiento de Clara Campoamor como hija predilecta o el proyecto Compartiendo Muros. No se ha olvidado de »sinsabores« como la ordenanza de terrazas, que espera que un juez derogue. »Daría todo lo que he hecho por la mitad de los que no he conseguido", ha asegurado.
Espinar no ha querido dejar de lado al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, con quien comparte su amor colchonero y «más cosas» porque sabe que «hay más que ese Almeida sentado ahí aburguesado». Tampoco ha querido despedirse del atril sin recordar a su familia, a sus colaboradores más cercanos y a la prensa.
"parcheado según brisas oportunistas"
Sus primeras palabras, en un tono más duro, han sido para confesar su «rabia» por el hecho de que el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, no haya priorizado al vecino y sí haya «parcheado según brisas oportunistas».
Esto le ha llevado a pedir a Almeida que se acerque al atril para hacer un balance del mandato «honesto y sincero». «¿Está orgulloso de su trabajo? No me dé datos fuera de contexto ni frases cortas de impacto mediático. ¿Ha estado a la altura?», ha preguntado al primer edil.
«¿Entiende la desesperación de los vecinos que tienen un cantón junto a su terraza y que tienen que escuchar el ruido de los camiones marcha atrás? ¿Sabe lo que es vivir sin electricidad? ¿Ha estado en aceras donde no se puede pasear con carrito porque otros brindan por la libertad?», le ha preguntado.
Y todo ello a pesar de haber encontrado a «la mejor oposición del planeta», unidos como «piña en los Pactos de la Villa» cuando después tuvo la «obscenidad de apropiarse del trabajo colectivo». «Renuncia a gestionar porque estaba más centrado como portavoz de su partido y en juegos de espionaje», ha lanzado.