Asociaciones vascas del colectivo gitano han recordado en Bilbao que el 'antigitanismo-ijitofobia' es un racismo «específico y estructural» que ha aprendido a «ocultarse y disfrazarse de tolerancia, diversidad o inclusión» cuando, en realidad, el pueblo gitano ocupa «siempre los últimos lugares en la percepción social en todos los rankings barométricos», también en Euskadi.
Esta reflexión es parte del comunicado que han elaborado, con motivo de la Celebración del Día Internacional del Pueblo Gitano, que tuvo lugar el pasado 8 de abril.
Portavoces de estas asociaciones vascas han comparecido en rueda de prensa en la sede de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, junto al concejal de Asuntos Sociales, Iñigo Zubizarreta, para dar a conocer dicho escrito antes del inicio de los actos festivos programados en la 'Romani Jaia' y que han tenido lugar en la Plaza Nueva y en la Ría a la altura del Arenal, donde se ha escenificado la Ceremonia del Río.
Durante esta ceremonia, varias mujeres han arrojado pétalos de flores a la Ría mientras un grupo de hombres han encendido velas en recuerdo de los antepasados.
Tanto el comunicado, como los actos programados por el Día Internacional han sido impulsados por la Asociación de Mujeres Gitanas 'Sim Romi', la Asociación contra la discriminación del Pueblo Gitano 'Revolución Gitana', la Asociación de Gitanos de Barakaldo, el colectivo pedagógico Adarra y la asociación 'Kale Dor Kayiko'.
En dicho texto, estas agrupaciones, tras remarcar que el gitano «no es un pueblo conflictivo», tienden «la mano» a quien la quiera coger y acompañarles en «el proceso de conocimiento y reconocimiento mutuo de nuestras culturas y nuestros pueblos, por la mejora de la convivencia intercultural y por un mañana donde nuestro pueblo pueda mirar atrás y aunque no pueda ni deba olvidar, el corazón no duela», han manifestado.
Las asociaciones gitanas en Euskadi han explicado que, hoy día, «sigue siendo necesario recordar que el antigitanismo-ijitofobia va aprendiendo a ocultarse detrás de conceptos neo modernistas, disfrazado de tolerancia, diversidad o inclusión» cuando, prosigue el escrito, «en realidad», al tratarse del pueblo gitano, «éste ocupa siempre los últimos lugares en todos los rankings barométricos».
En este punto han recordado los «terroríficos y escalofriantes» datos recogidos en el estudio Neurtu 2022, elaborado por el Gobierno Vasco, en relación a la percepción que la sociedad vasca tiene acerca de este colectivo.
Según han detallado, en dicha encuesta se pone de manifiesto que, respecto a las personas gitanas, «el 45% de encuestados manifiestan no estar en disposición de alquilar una vivienda a una persona gitana, el 35% no muestra disposición a que sus hijos e hijas acudan a centros educativos donde haya niños gitanos, o que el 25% del empresariado vasco, directamente, manifiesta no estar en disposición de contratar a gitanos en igualdad de condiciones y capacidad que una persona no gitana», han criticado.
Desde su perspectiva, «lo más doloroso» de todo ello es que, por otro lado, un 91,2% de las personas encuestadas «reconoce no tener ninguna o poca relación con personas gitanas y que más de un 89% manifiesta preferir vivir en una sociedad diversa en cuanto al origen, cultura, creencias, orientación o identidad de las personas».
En este punto, han calificado de «hipocresía» que «el grado de acuerdo en que la diversidad se incluya como materia educativa es del 79,5%», cuando, a su juicio, se «debería especificar, en honor a la verdad» que eso es válido «para todos, menos para los gitanos y gitanas».
El Día Internacional del Pueblo Gitano se instauró para conmemorar la celebración, el 8 de abril de 1971 en Londres, del Primer Congreso Mundial romaní/gitano en el que se instituyó la bandera y el himno gitano.