Efectivos de la Guardia Civil de Valencia, en el marco de la operación 'Snuker', han detenido a un total de ocho personas y han desarticulado una organización que compaginaba los robos con fuerza con la del tráfico de drogas.
La operación se inició a finales del mes de noviembre de 2022, cuando los agentes detectaron un aumento de robos en diferentes puntos de la geografía valenciana. Después de un análisis exhaustivo, consiguieron relacionar una serie de robos entre sí, por sus características y por su 'modus operandi', según ha informado el Instituto Armado en un comunicado.
Tras las primeras indagaciones, los agentes constataron que se trataba de una banda organizada con una intensa actividad delictiva, de origen español, dedicada a asaltos a establecimientos comerciales y almacenes. En ellos sustraían multitud de productos --ropa, electrodomésticos, herramientas o cosméticos-- para su posterior distribución ilícita en el mercado, así como los encargos que recibían.
Con el avance de la investigación, los agentes comprobaron como dentro del grupo organizado había un líder, que era el que recibía los encargos de los productos que se tenían que robar. El resto del grupo se encontraba perfectamente estructurado, donde cada miembro tenía su cometido asignado. Unos se encargaban de cometer el robo, mientras que otros efectuaban labores de vigilancia y otros de conducir los vehículos con la mercancía robada. Esta banda estaba asentada en varias localidades de la provincia de Valencia --Bétera, Chiva y València--.
Modus operandi
Los agentes constataron como a lo largo de la investigación el grupo delictivo iba modificando su método de delinquir, aunque siempre con unos objetivos muy claros: establecimientos comerciales o almacenes. En el momento del robo debían encontrarse cerrados al público y sin personal en su interior para así robar con más tranquilidad y evitar ser descubiertos por los trabajadores o propietarios.
Cuando recibían un encargo, lo primero que hacían era seleccionar la nave, local o comercio objetivo para controlar su actividad. Una vez estaba claro el objetivo se reunían para organizar como harían el robo. Después, sustraían vehículos ese mismo día o el día anterior, que posteriormente utilizarían en el robo. Una vez terminado y asegurada la mercancía, la banda abandonaba los vehículos sustraídos tras previamente haber borrado sus huellas para no dejar rastro.
La organización accedía a los establecimientos comerciales y almacenes fracturando la puerta o bien mediante un butrón, según lo que se consideraba más factible en las vigilancias previas realizadas.
Los miembros del grupo para las vigilancias se hacían pasar por transportistas, ya que vestían con ropa reflectante y empleaban furgonetas para no llamar la atención en los polígonos industriales.
Una vez conseguían acceder a la nave seleccionaban cuidadosamente la mercancía que les interesaba, llegando a desechar la que no formaba parte del encargo o la que les costaría más trabajo vender posteriormente.
Asimismo, el equipo investigador detectó como la organización se dedicaba al cultivo de marihuana indoor y al tráfico de drogas, principalmente hachís, pero también cocaína. Por todo el control ejercido sobre ella, permitió ubicar dos chalets con plantaciones de marihuana que estaban conectados a la red de forma fraudulenta.
La droga era distribuida de forma directa o a través de otros vendedores, encargándose ellos mismos de la distribución en dosis individuales para el menudeo. La organización compaginaba de esta forma la vertiente de los robos con fuerza con la del tráfico de drogas.
A finales de febrero, los investigadores realizaron cinco registros en las localidades de Bétera, Chiva y València en los que se intervinieron dos armas de fuego simuladas, electrodomésticos, perfumes, bebidas alcohólicas, herramientas empleadas en los robos, varios vehículos sustraídos, una motocicleta, 500 plantas de marihuana, 30 gramos de cocaína, 250 gramos de hachís y 35.000 euros en metálico.
Finalmente, la operación culminó con la detención de ocho personas, cinco hombres y tres mujeres. Los detenidos tienen edades comprendidas entre 26 y 66 años y todos son de nacionalidad española. Se les imputa los delitos de robo con fuerza, robo de vehículo de motor, organización criminal, receptación, cultivo y elaboración de drogas y tráfico de drogas. Entre los detenidos se encuentra el líder de la banda, responsable de coordinar todos los asaltos.
Por otra parte, los investigadores han esclarecido hasta el momento más de 40 hechos delictivos cometidos por el grupo criminal en menos de cuatro meses en la provincia de Valencia. El valor de los efectos intervenidos está valorado en más 100.000 euros aproximadamente.
Gracias a esta operación se ha desarticulado por completo a este grupo criminal y se ha conseguido detener a todos sus miembros. Las diligencias han sido entregadas en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Sagunt.