El Museo de Bellas Artes de València (MuBAV) descubre en una nueva exposición al «Sorolla anterior a que existiera el que todos conocemos», cuando era un pintor adolescente, entre los 15 hasta los 21 años, que se formaba en la Escuela de Artesanos, practicaba copiando cuadros de Velázquez y daba ya señales de ser un «artista superdotado» con una singular maestría y una incipiente identidad propia.
'Sorolla. Orígenes' abre sus puertas este jueves en la Sala Joanes de exposiciones temporales, fruto de la colaboración entre el Museo Sorolla y el Museo de Bellas Artes en el marco del Año Sorolla, con una selección de 103 obras tanto de fondos de instituciones como de colecciones privadas: 56 pinturas, seis dibujos, una orla, dos acuarelas, 30 fotografías, una medalla, un azulejo y seis
documentos. Es la primera de las exposiciones que el museo dedica al maestro de la luz por el centenario de su muerte y se ha presentado en una rueda de prensa en la que han participado el director de la pinacoteca valenciana, Pablo González Tornel, y su comisario, Luis Alberto Pérez Velarde.
El «Sorolla antes de Sorolla» que refleja la exposición, en un primer momento, puede resultar «un poco insólito» para el público, avisa Pablo González, porque las obras que se muestran, la mayoría inéditas, son el resultado de un intenso trabajo de investigación y contactos con colecciones privadas para adentrarse en una «faceta muy poco trabajada» del artista, «antes de que fuera tocado por la escena internacional».
«Creemos que la exposición va a ser un hito en el conocimiento del pintor», ha destacado el director del museo, que defiende que «forma parte de la labor de los museos serios profundizar en la investigación de las artes».
Joaquín Sorolla Bastida (1863-1923) quedó huérfano con dos años y, junto a su hermana Concha, vivió su infancia con sus tíos maternos. Cursó sus primeros estudios en la Escuela Normal de Valencia y después en el Instituto de Segunda Enseñanza, donde el niño, aunque «perezoso en las Matemáticas», destacaba ya en Dibujo. Mientras ayudaba a su tío en su taller de cerrajero, empezó a tomar clases nocturnas en las Escuelas de Artesanos, con profesores como Cayetano Capuz o José Estruch. En 1878, con 15 años, ingresa en la Escuela de Bellas Artes dependiente de la Real Academia de San Carlos de Valencia para dedicarse plenamente a sus estudios artísticos.
El comisario de la exposición recuerda cómo las «escuelas de artesanos guardan la memoria de pintores no tan famosos como Sorolla pero con gran calidad artística» y su papel «acogiendo a hijos de obrares que no podían pagarse los estudios». Una labor que Sorolla agradeció en su discurso cuando recibió el Grand Prix en la Exposición Universal de París de 1908.
Estudios anatómicos, bodegones y orientales
De estos primeros años, en la exposición se puede ver, por ejemplo, una orla que le dedicó a Estruch y otras muestras de su formación como un 'Estudio de pies' o 'Pareja de árabes' a lápiz y carbón. Son los primeros testimonios de la trayectoria que le llevaría hasta ser uno de los artistas más relevantes de finales del siglo XIX y principios del s.XX. Durante su formación practica con cuadros amables, orientalistas, paisajes, bodegones y floreros, algunos de los cuales pueden contemplarse en el museo.
A través de estos trabajos se aprecia la «tendencia clasicista» que le inculcan los profesores, que «imponían el dibujo de la silueta» y bebían de clásicos como Velázquez, y por otro lado también una «modernidad» con motivos más naturales, en cuatros que nunca se han expuesto y plasman, por ejemplo, construcciones en l'Albufera, ha detallado el comisario. En palabras de González, «va formando su personalidad aprendiendo de los clásicos y ya se muestra que es un genio».
A lo largo del recorrido, se exhibe la influencia orientalista de Sorolla, también sus estudios anatómicos, que van desde una calavera hasta un estudio de las cabezas de sus amigos. Además, se recompone la biografía del maestro a través de fotografías.
Victoria en certámenes
En aquel entonces «todo pintor joven quería presentar sus obras en certámenes locales y nacionales» y Sorolla no fue menos. En 1881 presenta tres cuatros de paisajes marítimos a la Exposición Nacional en Madrid que «pasaron sin pena ni gloria por el certamen», un «duro revés» para el artista, que aprovechó su estancia en Madrid para copiar los cuadros de Velázquez en el Museo del Prado, unas piezas que también se exponen en 'Sorolla. Orígenes'.
Su suegro le dijo que «para ganar medallas hay que pintar muertos» y Sorolla se adentra en la temática histórica con la que gana en 1883 la medalla de la Exposición Regional de Valencia con 'El crit del palleter', que le brinda una pensión de la Diputación de Valencia para estudiar en Roma, donde empezó a recibir sus influencias internacionales.
Sobre 'El crit del palleter', una de las obras que pueden visitarse en el Museo de Bellas Artes, González destaca que es una pintura histórica, lo habitual en estos concursos, «uno de los géneros más envarados» y «formales», así que cuando una propuesta «se sale de lo habitual», «casi pintada a brochazos» en este caso, destaca. Para el comisario de la muestra, 'El crit del palleter', perteneciente a una colección privada británica, es «un manantial de color y dinamismo».
La exposición también recoge otro éxito para el joven artista, entonces apenas veinteañero, con un boceto de la 'Defensa del parque de artillería de Monteleón', obra que le valió la Medalla de segunda clase en la Exposición Nacional. «Cuando Sorolla se enfrenta a la historia, es mucho más inmediato» y en este caso «montó una auténtica mascletà» en la plaza de toros para recrear la humareda y conseguir la naturalidad en su obra, lo que le diferenció de composiciones «mucho más académicas».