El grupo de investigación de Oncología Básica y Clínica del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada ha propuesto una serie de biomarcadores que pueden predecir los efectos adversos de la exposición a hidrocarburos aromáticos policíclicos (o PAH por sus siglas en inglés), que podrían contribuir a la aparición de cáncer de pulmón, piel y vejiga.
Los PAH son un conjunto de más de cien sustancias químicas formadas durante la combustión incompleta de materiales orgánicos, como el carbón, el petróleo y sus derivados, el gas natural y la madera, según ha informado la Junta este miércoles en una nota sobre esta investigación del ibs.Granada.
La exposición concierne a trabajadores de refinerías, de la fundición y metalurgia, bomberos, cocineros, o trabajadores de actividades relacionadas con el asfaltado y la obra pública, así como otras actividades humanas que son responsables de la contaminación atmosférica a PAH, lo que supone «un riesgo adicional para la población general».
Para este equipo de científicos granadinos, que son especialistas reconocidos a nivel internacional por sus trabajos sobre contaminantes ambientales, la exposición laboral a PAH es un asunto del mayor interés.
Principalmente porque se trata de sustancias tóxicas asociadas con varias formas de cáncer (pulmón, vejiga y piel), con alteraciones cardiovasculares y con disrupción endocrina, y porque una gran cantidad de profesionales están expuestos sin saberlo a PAH en el medio laboral.
A día de hoy, la evaluación de la exposición humana a PAH no está bien establecida, ni tampoco se ha identificado el riesgo real de impregnación, al no conocerse cómo los individuos están expuestos tanto el entorno laboral, ni cual es el riesgo adicional en relación con sus hábitos personales, como por ejemplo el tabáquico . Además, tampoco se tienen datos precisos de la contaminación interna (niveles de PAH y/o metabolitos en sangre u orina).
En el marco de la Acción Europea de Biomonitorización Humana, este grupo de investigadores del ibs.Granada, del Hospital Universitario Clínico San Cecilio y de la Universidad de Granada, ha seleccionado algunos de los marcadores moleculares (sobre células, ADN y estrés oxidativo) que podrían servir como biomarcadores de efecto adverso, lo que va «permitir cuantificar el daño inducido por los PAH, independientemente de cuál es la exposición particular de cada trabajador y cómo esta ha ocurrido (laboral, ambiental o vinculada al hábito tabáquico)».
Además, se han establecido una serie de recomendaciones sobre cómo se debería llevar a cabo la monitorización convencional de esta exposición, a «qué grupos de trabajadores debería aplicarse, qué compuestos químicos medir y qué marcadores suficientemente sensibles incluir, para conocer si algo serio para su salud podría estar ocurriendo, aun sin evidencia de signos clínicos».
El efecto combinado de la exposición a PAH y otros tóxicos («efecto cóctel») es un «factor primordial» para aumentar el riesgo de desarrollar un cáncer, han afirmado los investigadores.
La monitorización de la exposición no se puede reducir a la medida de uno o dos de los PAH más conocidos, sino que es necesario cuantificar, al menos, 16 marcadores, aunque sería posible hacer «una selección más reducida si se conoce bien la actividad concreta a la que se dedica cada trabajador en su entorno».
En cualquier caso, están convencidos que la evaluación de la exposición a estas sustancias químicas «está claramente subestimada si se tienen en cuenta el ambiente diario, tanto el laboral como el personal».