Wallbox cerró el ejercicio 2022 con unos ingresos de 147 millones de euros, más del doble que en 2021, cuando facturó 72 millones, tras vender 230.000 cargadores en todo el mundo.
El Ebitda ajustado registrado fue de 86,3 millones negativos, frente a los 35,3 millones de 2021, mientras que el margen bruto fue del 40,5%, según ha informado en un comunicado este miércoles.
Por otro lado, ha señalado como hitos la inauguración de las fábricas de Barcelona y Arlington (Estados Unidos) y la compra de Ares Electronics y Coil.
El ceo de la empresa, Enric Asunción, ha lamentado que durante 2022 las «entregas de vehículos eléctricos en Europa se vieron afectadas por múltiples factores económicos y geopolíticos».
«Aunque nuestros resultados estuvieron ligeramente por debajo del rango esperado, el crecimiento constante del negocio por encima del mercado es un testimonio de la solidez de nuestra cartera de productos y de nuestras operaciones», ha añadido.
Asunción ha apuntado que «el entorno a corto plazo sigue siendo complejo», ya que la industria ha revisado sus pronósticos de ventas en Europa a la baja, por lo que la empresa se centrará, en sus palabras en optimizar nuestro negocio, conservar caja y ser rentable.
El pasado 19 de enero la empresa anunció el despido cerca del 15% de su plantilla, actualmente de 1.400 personas, en el marco de un programa de reducción de costes.
Perspectivas 2023
Wallbox ha explicado que las previsiones para 2023 es que los ingresos se sitúen entre los 240 y los 290 millones de euros, lo que significaría crecer entre el 60% y el 100%, y que el margen bruto sea de cerca del 38%.
Para el primer trimestre, la empresa prevé que durante el primer trimestre los ingresos sean de entre 35 y 40 millones, un incremento interanual de entre el 25% y el 45%, y que el margen bruto sea plano.