La Fundació Arrels ha atendido en 2022 a 3.062 personas sin hogar en Barcelona, un 22% más que el año anterior, y de las que a un 45% lo ha hecho por primera vez, ha informado este miércoles en un comunicado en un balance provisional.
El 87% de las 3.062 personas acompañadas durante 2022 son hombres y el 13% mujeres, y se refieren a todas las personas sin hogar que, durante el pasado año, han atendido, visitándolas en la calle, acudiendo al centro abierto a pedir información o haciendo uso de los servicios básicos.
La entidad ha visitado a 955 personas en la calle y por el centro abierto han pasado 2.400 personas que necesitaban un lugar para resguardarse durante el día, hacer uso de servicios básicos o recibir asesoramiento, lo que supone un 29% más que el año anterior.
Un total de 588 personas han hecho uso del servicio de ducha, 995 personas utilizaron el ropero y 484 han podido guardar de manera estable en consigna sus pertinencias y documentación, a lo que se suma que 1.177 personas han pedido orientación y asesoramiento sobre los recursos existentes en Barcelona.
Arrels ha garantizado el alojamiento estable a 268 personas, y la mayoría se han alojado en pisos, casi un centenar de ellos individuales: un total de 30 personas comenzaron a vivir el pasado año en una vivienda por primera vez.
El director de Arrels, Ferran Busquets, ha asegurado que durante 2022 han intensificado el acompañamiento individualizado que ofrece, ha dicho que este diciembre ha comenzado a abrir el centro abierto los fines de semana y festivos y la apertura las Llars Tere Vilagrasa, con diez pisos individuales y un segundo Pis Zero, que se pondrá en marcha en 2023.
La entidad ha explicado que durante 2022 han colaborado 337 voluntarios en el centro abierto, la Llar Pere Barnés o el taller ocupacionales y que han visitado a personas sin hogar en las calles de Barcelona.
Arrels realizó una encuesta a personas que dormían al raso en la ciudad y detectaron 1.231 personas viviendo en la calle, que explicaron que de media hacía 4 años y cuatro meses que vivían en esta situación.
Durante el año, un total de 2.526 personas llamaron por teléfono preocupadas porque un vecino o vecina vivía al raso en su barrio o avisaron a través de la herramienta de localización, y en octubre celebró un acto en recuerdo a las 80 personas que vivían en la calle y habían fallecido en el último año.