El consejero de Universidad, Investigación e Innovación de la Junta de Andalucía, José Carlos Gómez Villamandos, ha destacado que el nuevo modelo de financiación universitaria para el periodo 2023-2027 tiene que «estar cargado de sentido común», pero, sobre todo, intentar que no se produzca «ninguna brecha en ninguna universidad».
En una entrevista a Europa Press, el consejero ha explicado que en la primera reunión con los rectores de las diez universidades públicas andaluzas, celebrada a mediados de noviembre en la Universidad de Jaén, «pedían unos criterios estándar sobre algunos temas como son el tamaño de los grupos, la dedicación del profesorado, cosa que compartimos totalmente con ellos, de tal forma que al final todo eso se traduzca en una política de personal armónica dentro de la Junta, dependiendo de la singularidad de cada universidad».
Por nuestra parte, continúa, «les planteamos la existencia de una serie de indicadores objetivos», uno extremo sobre el que los rectores «están de acuerdo», de modo que «marquen la competitividad de las universidades; pero no la competitividad entre ellas, sino cada una consigo misma».
«Nuestra idea sería establecer durante un periodo de cuatro o cinco años una serie de parámetros que permitan marcar cómo las universidades van mejorando y con eso vincular una parte de la financiación a ese tipo de indicadores, fundamentalmente en el ámbito de la investigación, de la transferencia y de la internacionalización», ha aclarado.
Gómez Villamandos ha añadido que «el problema es que no se puede aplicar un modelo lineal en un principio porque nuestras universidades no son todas iguales», con lo cual «si aplicas simplemente una fórmula evidentemente se producen unas desviaciones importantes». «Creo que el modelo tiene que estar cargado de sentido común, con las fórmulas necesarias, pero sobre todo intentar no producir ninguna brecha en ninguna universidad», ha manifestado.
Ha añadido que el modelo de financiación «tiene que ser una herramienta de mejora» del sistema universitario y un «incentivo» para ello y para «facilitar al equipo de gobierno la toma de decisiones para implantar medidas que a lo mejor, en un momento determinado, no son populares, pero que a la larga seguro que van a redundar positivamente en la comunidad universitaria y en la función de la universidad en la sociedad, de esto estoy convencido».
«Más que un modelo para 2023 o 2024, nuestra idea es decir qué universidad queremos para dentro de cinco años, y una herramienta para conseguir esa universidad mucho más comprometida con el territorio, con el desarrollo económico, con el desarrollo social, que haga una muy buena investigación que nos permita ser atractivos para el resto del mundo es el modelo de financiación», ha destacado.
Además, el consejero de Universidad ha concluido que también quieren incorporar el tema de la inclusión, que «tengamos universidades inclusivas, que atienden a las personas que tienen algún tipo de discapacidad o de dificultad».