El Hospital del Mar de Barcelona ha realizado la primera cirugía en Catalunya para trata con estimulación cerebral profunda en el cíngulo a un paciente con dolor neuropático.
La cirugía se hizo a finales de octubre a una persona que se quedó parapléjica en un accidente en el 2018 y que sufría un «dolor invalidante no provocado directamente por su patología física», ha informado el hospital este lunes en un comunicado.
La intervención consistió en la colocación de dos electrodos en una zona concreta del cerebro, el cíngulo anterior dorsal, tanto en el lado derecho como en el izquierdo, un área del cerebro que, entre otras funciones, modula y procesa las emociones de la persona.
El objetivo no es actuar sobre la intensidad del dolor --el componente somático del dolor--, sino sobre «cómo afecta al dolor y con qué importancia», ha explicado la neurocirujana coordinadora del Servicio de Neurocirugía del Hospital del Mar, Gloria Villalba.
La doctora ha asegurado que es «el primer caso en el Estado» en el que se trata el dolor neuropático utilizando estimulación cerebral profunda en una zona del cerebro donde se controla la parte afectiva del dolor y no la sensitiva.
Paciente
Ninguno de los tratamientos para abordar el dolor que sufría el paciente había funcionado y el dolor era «tan intenso y le había generado tal sufrimiento, que le llevó a un estado depresivo y ansioso, hasta el extremo de que el paciente había tenido dos intentos de autolesión».
Hasta ahora, en pacientes con dolor neuropático muy grave, se opta por la estimulación del córtex cerebral, y de forma menos frecuente del tálamo, áreas que se corresponden con la zona concreta del cuerpo que duele y que tiene representación exacta en el cerebro.
Pero existen zonas del cuerpo que no tienen esta representación o que resulta muy complejo encontrarla y en estos pacientes se puede intentar el tratamiento con estimulación cerebral profunda en el cíngulo, como en el caso de la persona tratada en el Hospital del Mar, que tenía la lesión situada en el hueso sacro.
La intervención, de alta complejidad técnica pero de bajo riesgo de complicaciones, fue precedida de un estudio con imágenes de resonancia magnética con tractografía para determinar exactamente el mejor punto del cíngulo para estimular la parte afectiva del dolor.
Así se ha podido mejorar la forma en que el paciente vive el dolor, cómo le afecta emocionalmente, y, de esta manera, mejorar su calidad de vida, ya que a pesar de tener dolor, «puede llevar a cabo una vida con más actividad y más llena sin pensar constantemente en el dolor».