El alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, ha avisado de que en la guerra de Ucrania puede haber un enquistamiento como a su juicio ha ocurrido en el caso de Corea del Norte y Corea del sur: «Eso puede pasar aquí».
En una entrevista este viernes en La 2 y Ràdio 4 recogida por Europa Press, ha asegurado que este conflicto puede acabar teniendo «una línea de frente, con violencia controlada y un pacto para que no haya incidentes».
Ha sostenido que la negociación está siempre sobre la mesa, pero ha explicado que todo el que ha ido a hablar con el presidente ruso, Vladimir Putin, ha vuelto con el mismo mensaje: «Tengo objetivos militares que tengo que conseguir y mientras no los consiga no volveré de la guerra», ha relatado Borrell.
El jefe de la diplomacia europea ha afirmado que ahora mismo no tiene relación con el Kremlin «porque Rusia no quiere», ya que prefiere hablar con los países por separado que con él, ha explicado Borrell, que ve esta estrategia como un intento de dividir a los miembros de la UE.
Sobre el papel de la UE, ha sostenido que Europa puede mandar más defensas antiaéreas a Ucrania, enviar más ayuda militar y para sustituir los destrozos causados por la guerra, aunque ha reconocido que recomponer el sistema eléctrico ucraniano es más difícil, y ha añadido que Rusia quiere «poner a Ucrania con frío y a oscuras».
Ha acusado a Putin de usar «el hambre como arma de guerra» en África, al no enviar trigo a estas regiones y provocar más presión migratoria con cálculos estratégicos hacia Europa -ha dicho textualmente--, tras lo que ha apostado por regular la migración.
Borrell considera que hay dos maneras de afrontar la migración desde África, la primera ayudar desde Europa al desarrollo de estos países, con más apertura de mercados y más inversión, y «mientras eso no pase, regular los flujos migratorios», ya que asegura que Europa también necesita la migración porque se encuentra en un invierno demográfico.
Sedición
Sobre la derogación del delito de sedición, Borrell ha asegurado que «se le cambia el nombre, pero la esencia no desaparece», y ha subrayado que lo que se hace es organizar mejor la separación de delitos contra el orden constitucional y contra el orden público.
«Se deja claro las actuaciones que tienen una razón de ser política y las que tienen una alteración del orden público», que pueden tener más motivaciones más allá de la política, ha matizado.
También ha afirmado que en Catalunya «se está comenzando a entender» que para cambiar las cosas se debe hacer cambiando las leyes, en referencia al actual Govern de Pere Aragonès, pero ha lamentado que para ello haya tenido que haber el proceso independentista.
Ha explicado que no conoce en persona a Aragonès, pero que está a su disposición, y también ha explicado que no conoce personalmente al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, tras lo que ha descartado pronunciarse sobre su inmunidad y ha defendido que los jueces europeos deberán decidir sobre esto.