La Unidad de Atención a las Violencias hacia la Infancia y la Adolescencia (Equipo EMMA) del Hospital Vall d'Hebron ha atendido 341 pacientes de Barcelona en el último año --34 más que en 2021--, de los cuales un 79% han sido víctimas de violencia sexual.
La coordinadora del equipo, Anna Fàbregas, ha advertido en rueda de prensa este martes de que estas violencias «irán creciendo», están invisibilizadas, infradiagnosticadas y las cifras que han presentado son la punta del iceberg.
El 83% de los agresores de las víctimas que ha atendido el hospital en el último año son del entorno cercano, es decir, personas conocidas o familiares del menor, y el 96% de las personas que han ejercido violencia han sido hombres.
El perfil mayoritario de paciente que ha atendido la unidad es una niña de 13 años que explica que ha sufrido una situación de violencia sexual o revela que en el pasado sufrió este tipo de violencia, ha detallado la trabajadora social sanitaria Giuliana Ríos.
La psicóloga clínica de la unidad Mireia Forner ha remarcado un porcentaje «importante» de agresiones entre iguales: un tercio de los agresores (32%) de las victimas que ha tratado el centro son menores de 18 años.
Las profesionales han asegurado que notifican a la fiscalía de menores y al juzgado de guardia todas las sospechas que les llegan: en un 53% de los casos se ha denunciado la situación de violencia sexual.
Perfil agresor
Sobre el número de agresores menores de edad, las responsables de la unidad han descartado hacer previsiones y han abogado por analizar esta cifra durante el próximo año porque se trata de un tema «complejo» y multifactorial, ha explicado Ríos.
Forner ha concretado que estos agresores pueden presentar síntomas de impulsividad, poca empatía y falta de regulación emocional pero también carencias en educación sexoafectiva, entre otros.
Han lamentado que se está «fallando como sociedad» en muchas de estas situaciones porque los agresores tienen trayectorias crecientes, es decir, hay precursores previos a la agresión que indican que esa persona puede incurrir en algún tipo de violencia sobre los cuales no se está actuando.
Educación afectivo sexual
Para Ríos, la educación afectivo sexual es un elemento de prevención «fundamental» que se debería instaurar en las escuelas a partir de la etapa infantil, es decir, a partir de los tres años, y que se trabaje de forma conjunta con las familias.
Fàbregas cree que es «importantísimo» empoderar a los menores desde pequeños porque, si ven que es un tabú, es más difícil que hablen del tema y, cuando más tarde se detecte un caso, peores serán las consecuencias, según la coordinadora.
Forner ha abogado por educar a los menores en el buen trato para que «sepan diferenciarlo del maltrato», así como formarles en derechos de la infancia y en trabajo emocional, entre otros.
#undecadacinc
El hospital ha lanzado la campaña #UnDeCadaCinc con la quiere «contribuir a romper el círculo del silencio» y dar herramientas a familias y escuelas para evitar que este tipo de violencias crezca.
Según el Consejo de Europa, uno de cada cinco menores son víctimas de violencia sexual por lo que la campaña lleva por título 'No dejemos que sea un secreto' y culminará el 20 de noviembre con motivo del Día Universal de los Derechos de la Infancia.