El escritor y periodista valenciano Paco Cerdà considera que hay «una sobredosis de relatos sobre la Guerra Civil y la posguerra» y, al mismo tiempo, «una extraña y peculiar escasez sobre el principio fundacional de la Segunda República». Contra ese «olvido», el autor publica '14 de abril', una novela de no ficción que rescata «el paisaje emocional» de aquella jornada que cambió el devenir de la sociedad española y europea poniendo el foco en las vivencias de «la gente que no deja apenas rastro en la historia».
Así lo ha aseverado Cerdà en una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la publicación del libro, ganador del II Premio de No Ficción de Libros del Asteroide y que este viernes se presenta en la librería Bangarang de València.
Tras el éxito de su anterior título 'El peón' --nominado al Premio al Mejor Libro Extranjero en Francia--, Paco Cerdà regresa a las librerías con una crónica literaria de la «epopeya democrática» que constituyó la proclamación de la Segunda República.
Tras una ardua labor de investigación y con el '14 de julio' de Éric Vuillard en mente, el escritor valenciano revive esa única jornada, sobre la que, según recalca, hay «un gran desconocimiento». Lo atribuye en parte a que «la propia dictadura franquista evidentemente enterró y tergiversó la memoria», pero también a que «el pacto de silencio» al que se llegó durante la transición «olvidó la memoria democrática previa de la República».
«Y cuando la memoria histórica ha entrado en escena --continúa-- se ha centrado mucho, como es normal, en la deflagración emocional y las consecuencias traumáticas de la guerra y el periodo posterior».
Para realizar esta «anatomía de un instante», el autor elige, como ya es habitual en su producción, «la lente más humana posible» con las historias de personas que «apenas dejan rastro en la historia» pero que sufrieron las consecuencias del momento y que, también, «tumban el tópico de que la Segunda República llegó sin sangre».
«Hemos tenido una visión naif de la proclamación, con los pasodobles y los gritos de 'Viva la República' y se ha perdido por el camino la tensión que se vivió en la jornada, las manifestaciones, las cargas de la Guardia Civil, los disparos y los muertos», ha hecho notar.
De este modo, el libro sumerge al lector en aquel día «convulso»
--con un estilo seco y de frases cortas para transmitir esa sensación-- en todo cuanto sucedió, no solo en los escenarios de poder, como el Palacio Real (con la familia real atemorizada dentro), los ministerios tomados con arrojo por los líderes republicanos o los primeros ayuntamientos que izaban banderas tricolores asumiendo riesgos, sino en las calles y hogares de diversos puntos de la geografía española.
"un viaje a la minúscula"
La obra es, pues, «un viaje a la minúscula del 14 de abril», con miradas a cementerios llenos de gente compungida, a un hospital donde una mujer está dando a luz a vida o muerte, a la represión policial y las cargas de caballería del último gobierno de Alfonso XIII, a incendios y destrozos callejeros para borrar la memoria de la corona, a atracos mortales aprovechando el caos de aquel martes histórico y a prisiones donde ardía el deseo de libertad.
La obra también recorre colegios, campos de fútbol, teatros, emisoras de radio, redacciones de periódicos, hoteles con mullida moqueta o poblados chabolistas llenos de analfabetismo en aquel día histórico de primavera con luna nueva en el cielo.
Como gran protagonista del relato aparece el pueblo raso, este libro proyecta una mirada especial sobre las vidas rotas del encuadernador Emilio, de Cándida la pescadera, de Teresa la anarquista, del telegrafista Pàmies, de Antonio el jornalero, de Francisco el manifestante, o del militar Eduardo.
«En aquel 14 de abril había una esperanza e ilusión enormes, creo que esa es la nota más significativa que contrasta con el presente. Y posiblemente ahí estaba parte de la propia debacle de la República: generó tanta expectativa que era imposible no defraudar», reflexiona Cerdà.
Finalmente, el autor celebra la acogida que está recibiendo su libro y comenta que le ha impresionado especialmente el comentario de una persona que le ha dicho que con su obra ha «vivido» ese 14 de abril. «Es curiosa la vida de los libros, que es muy azarosa», concluye.