La Audiencia de Granada ha condenado a 27 años de prisión al hombre al que un jurado popular ha declarado culpable de asesinar, el 5 de febrero de 2021, a una joven de 29 años en la empresa en la que trabajaba en el Polígono Juncaril de Albolote (Granada) asestándole diversos golpes y puñaladas por todo el cuerpo; un crimen que fue grabado por las cámaras de seguridad.
El acusado, de 36 años, fue juzgado a finales de septiembre en la Sección Primera de la Audiencia y se declaró culpable, aunque manifestó que en aquella época sufría alucinaciones e ideas delirantes vinculadas al diablo y justificó la brutal agresión a la joven en que estaba «viendo al demonio» en ella. De hecho, su defensa solicitó que se le aplicara la eximente completa por enfermedad mental, alegando que el hombre padece esquizofrenia, pero el jurado descartó esta hipótesis y no apreció ninguna circunstancia atenuante.
En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, se le condena así como autor de los delitos de asesinato, robo con violencia, resistencia a agentes de la autoridad y dos delitos leves de lesiones, por los que también tendrá que indemnizar en un total de 215.000 euros a los padres y el hermano de la víctima, de nombre Ana Elena; y en algo más de 700 euros a los agentes de la Guardia Civil a los que agredió durante su detención.
La Audiencia de Granada considera probado que en la mañana del día 5 de febrero de 2021 el acusado se dirigió desde su domicilio en Albolote hasta las dependencias de la empresa de su padre, en el polígono Juncaril de Albolote, portando un cuchillo de cocina. Sabía que allí encontraría sola trabajando a Ana Elena en las oficinas y, «guiado por un sentimiento de celos y rabia» derivado del hecho de que ella era la persona en quien su padre confiaba la gestión de la empresa en detrimento suyo, decidió «terminar con su vida».
En el trayecto, el acusado cogió un trozo de bordillo en forma de piedra y, una vez llegó a la oficina, se lo lanzó con fuerza a la cabeza a la joven, impactándole y ocasionándole una herida en la cabeza, tras lo que comenzó a propinarle puñetazos y, seguidamente, dos puñaladas con gran brutalidad.
Posteriormente cogió una maceta y otros objetos con los que fue golpeándola en la cara y el cuerpo, alternándolo con otras tres puñaladas. Llegó incluso a rociarla con el polvo químico de un extintor, todo ello para «aumentar el dolor» y padecimientos de la joven. Luego cogió unas llaves de la oficina que se encontraban sobre la mesa de trabajo de Ana Elena y su teléfono móvil --que no ha sido recuperado-- para evitar que pidiera auxilio, motivo por el que también cerró la persiana de la empresa cuando salió arrojando seguidamente el cuchillo a una piscina de lodo en la zona exterior.
La Guardia Civil lo localizó aquella misma mañana en las inmediaciones de su domicilio en Albolote y tras una persecución logró detenerlo, aunque fue necesaria la intervención de seis agentes pues se resistió activamente y golpeó a dos de ellos. La mujer fallecería horas después en el hospital a causa de la agresión.