La amenaza de prórroga presupuestaria sobrevuela el Palacio de Cibeles ante la postura de las dos formaciones que a lo largo de estos tres años de gobierno de José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís han apoyado las cuentas, Vox y el Grupo Mixto.
Los de Javier Ortega Smith marcan distancias con el regidor, a quien no apoyaron en el presupuesto del ejercicio actual, a cuenta de las restricciones de movilidad para vehículos sin etiqueta que entrarán en vigor desde el 1 de enero, mientras que el Mixto reclama que, antes de sentarse, Almeida debería cumplir todos y cada uno de los 63 acuerdos suscritos el año pasado para apoyar las cuentas, cuando desbancaron a Vox como socio preferente para sacarlas adelante.
Y por si la situación estuviera poco encallada a semanas de que la delegada de Hacienda, Engracia Hidalgo, eleve el proyecto de presupuesto y ordenanzas fiscales a la Junta de Gobierno --algo que prevé hacer a finales de este mes de octubre o primeros de noviembre--, el Grupo Mixto se divide en su estrategia presupuestaria.
Su portavoz, José Manuel Calvo, reclama a Almeida para sentarse a negociar que cumpla la totalidad de los 63 acuerdos firmados el año pasado --ahora mismo cifra que se han cumplido la mitad-- como el fondo habitacional, la rebaja en el IBI para viviendas de menos de 300.000 euros o la reclamación a la Comunidad de Madrid de los 600 millones de euros que adeuda al Ayuntamiento por competencias impropias. «No somos los 'pagafantas' del alcalde», repite el concejal.
Pero su compañera de grupo Marta Higueras, que se declara independiente de la estrategia de Recupera Madrid, pone sobre la mesa su propio listado de demandas para poder apoyar el presupuesto, además de advertir a Almeida que esto se traduce en que tendrá que hacer «dos llamadas» al Grupo Mixto, una a ella y otra a sus compañeros Calvo y Luis Cueto. Los presupuestos ya partieron al Grupo Mixto hace diez meses cuando Felipe Llamas mostró su rechazo al acuerdo alcanzado con Almeida, algo que le llevó a presentar su renuncia al acta de concejal.
Las "líneas rojas de la emergencia social, económica y familiar"
Javier Ortega Smith, cree que el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, tiene «un pequeño lío» porque las líneas rojas en torno al presupuesto «no las pone Vox sino la emergencia social, económica y familiar».
Y el ya designado candidato a la Alcaldía por Vox pone en el foco que «más de un 60 por ciento de trabajadores, los de los vehículos más modestos», no van a poder entrar en la ciudad con sus coches sin etiqueta «en la jaula en la que Almeida ha convertido Madrid». Ortega Smith ha insistido en que Vox no perdona la «traición, la mentira y el engaño» de Almeida cuando dijo «que acabaría con el Madrid Central de las multas y restricciones».
Los de 2023 serían los últimos presupuestos del mandato Almeida-Villacís, unas cuentas marcadas por el calendario electoral y que podrían explicar las reticencias a sacarlas adelante. Así lo sugería la delegada de Hacienda, Engracia Hidalgo, esta misma semana.
«Estamos haciendo unos presupuestos a los que va a ser muy difícil decir que no pero cada uno tendrá los comportamientos políticos que más le interese. Estamos trabajando en unos presupuestos que beneficien a todos los madrileños porque desde las administraciones, con la situación en la que estamos, hay que trabajar con rigor, con escenarios ciertos, con prudencia y siempre pensando en que lo importante son los madrileños y no tú como el equipo que representas», trasladaba la delegada.
Más madrid y psoe
Tampoco parece probable que Almeida y Villacís pongan la vista sobre Más Madrid y PSOE. Rita Maestre, como líder del grupo mayoritario en Cibeles, está convencida de que el alcalde «tratará de sacar los presupuestos con la extrema derecha» de Vox y ha acusado al primer edil de no estar a la altura de la ciudad, de los Pactos de la Villa ni de la oposición.
«Yo directamente propuse los Pactos de la Villa, se los propuse a Almeida en un momento muy complicado y los años han permitido confirmar que Almeida no estuvo a la altura ni de la ciudad ni de esa oposición leal que le propuso unos pactos en el momento más complicado de la historia de Madrid», defiende Maestre.
La portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Mar Espinar, por su parte, pone encima de la mesa para «empezar a tomarse en serio al Gobierno» que destine «300 millones a ayudar a personas que durante este otoño e invierno no van a poder pagar los alquileres y que deje de vender patrimonio público, que lo transfiera a la EMVS para construir vivienda pública». También modificaciones en la ordenanza de terrazas.
Cibeles ya vivió no una sino dos prórrogas
Espinar tiene claro que prorrogar el presupuesto sería un «fracaso de Gobierno» ante la nueva realidad social a la que debe hacer frente el Ayuntamiento. De producirse no sería la primera en Cibeles. Fue en el mandato anterior, con Manuela Carmena como alcaldesa, cuando el presupuesto tuvo que ser prorrogado hasta en dos ocasiones.
La primera fue en 2016 de cara a las cuentas de 2017 hasta conseguir el apoyo de sus socios, los socialistas de Purificación Causapié, dos meses después del calendario habitual, en febrero. Se convertía así en la primera prórroga del Ayuntamiento de Madrid en la historia de la democracia.
Un año después, con el presupuesto de 2018, las cuentas volvieron a prorrogarse ante la falta de acuerdo inicial con el PSOE, con el plan de ajustes del Ministerio de Hacienda como telón de fondo. En este caso el 'sí' de Ahora Madrid y PSOE pasó de producirse en plenas Navidades a las vacaciones de verano: hubo que esperar hasta el 11 de julio para aprobar el presupuesto.