La consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia Mollà, ha presentado este jueves la 'Ruta Valenciana del Biogás', un proyecto para instalar en los próximos años un «mínimo» de cien plantas en la Comunitat Valenciana que transformen residuos de diferente procedencia en biogás y que este se pueda inyectar a la red de gas, con fondos europeos, autonómicos y del sector privado.
«Hoy podemos estar viendo cómo nace una nueva industria valenciana», ha afirmado la consellera, que ha precisado que esta hoja de ruta tiene el potencial de crear 6.000 empleos directos y de producir el suficiente biogás para sustituir por esta fuente renovable el consumo energético del 65 por ciento de los hogares. También equivaldría a cuatro veces el consumo de la industria textil valenciana o al total de la flota de autobuses privados.
Mollà ha presentado este jueves los detalles en un acto en València junto a la secretaria autonómica de Transición Ecológica, Paula Tuzón; lo directores generales de Cambio Climático y Transición Ecológica, Celsa Monrós y Pedro Fresco, y personal técnico de la Conselleria.
La consellera ha subrayado que «todo lo que hay vinculado a esta 'Ruta Valenciana del Biogás es positivo» porque se genera «una energía propia que ahora mismo están pagando a precio de oro las empresas» y los residuos de ganadería, industria agroalimentaria o las depuradoras se «revalorizarían».
Además, «las empresas dejarían de tener que pagar los derechos de emisión de carbono que suponen 34 millones para las empresas»; «reducirá las compras de gas natural a países terceros por un importe superior a los 300 millones de euros» y «es la generación de una nueva industria, es empleo verde», «especializado y »de alto valor añadido«, ha destacado Mollà, antes de asegurar: »Es una industria de economía circular que ha venido a quedarse".
Mapa de potenciales para captar fondos
Esta 'Ruta Valenciana del Biogás' se concreta en un «mapa de potenciales» interactivo y «muy preciso» que muestra los municipios y áreas donde hay recursos susceptibles de transformarse en biometano, dónde se podrían ubicar las plantas para tratarlos y por dónde transcurren las tuberías que debería distribuirlo.
Para que este mapa sea una realidad, la Conselleria ha solicitado al Gobierno central 300 millones de euros de los fondos Next GenerationUE y se compromete a inyectar 150 millones de euros por parte de la Generalitat, una inversión que tendría que completarse, según las estimaciones de la administración autonómica, con 50 millones de euros procedentes del sector privado.
La idea es disponer de una inversión global de 500 millones de euros que permita construir un centenar de plantas entre 2024, 2025 y 2026. «Para 2030 tenemos que generar 2,4 teravatios anuales y eso es irrenunciable», ha remarcado Mollà.
Así, la Conselleria ha animado a las empresas a presentar proyectos --encuadrados en este mapa-- al Perte del biogás, para lo que contarían con cartas de respaldo de la Generalitat, algo que suma en la puntuación para que puedan obtener estos fondos.
Además, ha apuntado que se dispondrá de un equipo técnico específico para que las tramitaciones que tengan que ver con el biogás sean «ágiles». «Cuando lleguen los proyectos, si están en base al mapa, será más fácil», ha asegurado, antes de añadir: «La velocidad que tenemos que imprimir para alcanzarlo es ya».
Asimismo, a preguntas de los medios, Mollà ha apuntado que «ya hay empresas autorizadas que van a poder desarrollar plantas», por ejemplo en Llutxent, aunque son aún «pocas a nivel autonómico» porque están coincidiendo varias convocatorias.
Cinco materias primas
Las plantas producirían biogás a partir de cinco elementos de materia prima: biorresiduos, residuos de la industria agroalimentaria, aguas residuales, deyecciones ganaderas y residuos herbáceos. Un ejemplo sería la paja del arroz --para la que ya hay un convenio de aprovechamiento-- y los residuos que la ciudadanía tira al contenedor marrón.
De hecho, «donde más está el potencial para crecer» es precisamente en los desperdicios de este contenedor marrón. La Ruta La ruta «nos implica a todos, hasta cuando hacemos menús en casa y decidimos dónde tirar el residuo», ha apuntado la consellera.