El pleno municipal de la localidad cincovillesa de Castiliscar ha designado el edificio municipal de las Escuelas con el nombre de 'Maestra Cándida Antonia Bueno Iso', fusilada en Farasdués el 16 de septiembre de 1936, a la edad de 23 años y siendo maestra del municipio zaragozano de Castiliscar.
El presidente de Aragón, Javier Lambán, ha participado en el homenaje rendido a la docente este sábado, descubriendo una placa con su nombre que ahora llevará el edificio escolar en el que ella dio clases. Hoy día esta es una de las escuelas rurales que siguen abiertas con tan solo seis alumnos.
Lambán ha lamentado que, entre todas las injusticias cometidas durante la contienda nacional, muchas de ellas no tuvieran más justificación que cargar contra los maestros, «a quienes el bando nacional consideraba especialmente peligrosos como transmisores de valores que no solían suponer más que fomentar marcos de igualdad y formar personas con capacidad crítica, aplicando proyectos pedagógicos y metodológicos innovadores».
Cándida pertenecía a una familia propietaria agraria de clase media, que apoyaba la Ley de Reforma Agraria del Gobierno Republicano. Ella era una mujer creyente y practicante, que sentía gran devoción por la Virgen del Pilar. Su detención y asesinato causó una gran conmoción en Castiliscar y en la Comarca.
«La gente hablaba de la maestra de Castiliscar, joven y guapa, a la que la habían matado, entre otras cosas, por ser acusada falsamente de haber mandado quitar los crucifijos en las escuelas», han indicado desde el Gobierno aragonés.
Sin embargo, según testimonios recogidos por el historiador José Antonio Remón Aísa, cuando la sacaron de la cárcel de Ejea y la conducían al camión que le iba a llevar «a su trágico destino, salía invocando entre gritos a la Virgen».
Cándida fue detenida por la fuerza pública sublevada en Castiliscar y llevada posteriormente, junto con su hermano Manuel, a la cárcel de Ejea de los Caballeros el 4 de septiembre de 1936. Ambos permanecieron allí detenidos hasta el día 16, cuando los sacaron de la cárcel y los trasladaron hasta el lugar conocido como la Piedra de Canto, una roca al borde de la carretera que conduce al pueblo de Farasdués. Allí fueron fusilados y sus cuerpos trasladados a una fosa del cementerio de Farasdués. Aún no se han encontrado sus restos.
En la carta que pocas horas antes de ser fusilada escribió a sus familiares, junto a su hermano Manolo, hasta tres veces nombra a Dios y aconseja a los suyos tener paciencia, dando muestras de confianza en la justicia. «No os preocupéis que, en esta ocasión, como en todas, son culpados los malhechores, pero jamás los inocentes», recoge la misiva.
Lambán ha reivindicado que los poderes públicos promuevan los principios de justicia, verdad y reparación como un compromiso ético «ineludible», pero hecho sobre la verdad histórica. Ha añadido que es necesario cerrar heridas definitivamente en un país que no puede mantener actualmente esta confrontación entre las dos Españas, incluso polarizando posiciones casi cien años después de la contienda y la posterior dictadura de Franco.
Para ello, ha declarado el presidente aragonés, «deben realizarse todos los actos de recuerdo y reconocimiento a todos aquellos que después de su asesinato han sido desterrados al olvido».
Memoria democrática
La fosa de Farasdués, donde reposan los restos de los fusilados, no se ha descubierto aún, debido a problemas para la intervención de familiares no directos. La modificación de la ley tiene prevista la incorporación del ADN de personas pertenecientes a la familia.
Por su parte, el Gobierno de Aragón trabaja con las asociaciones memorialistas, y la Dirección General de Patrimonio Cultural ha decidido modificar el sistema de ayudas para iniciativas relacionadas con la Memoria Democrática, de manera que las ayudas para exhumaciones y actividades divulgativas se otorgarán directamente.
Además, la Comunidad Autónoma de Aragón cuenta con alrededor de 115.000 euros para actuaciones de Memoria Democrática, procedentes de la II Conferencia Sectorial del ramo. Este montante irá a parar a 17 proyectos de Memoria Democrática en el territorio aragonés entre los que se incluyen exhumaciones de fosas, estudios antropológicos, identificaciones genéticas, homenajes a víctimas de la Guerra Civil y el franquismo y reinhumaciones.
El cementerio de Ejea de los Caballeros es el último enclave que se suma a la lista de sitios que el Gobierno de Aragón ya ha declarado como Lugar de Memoria Democrática, junto al Barranco de la Bartolina, en Calatayud; la cárcel de Benabarre; la Cueva del Polvorín en Farlete, Refugio antiaéreo de Robres y Cueva del Castillo en Monegrillo (Ruta de Memoria); la Tapia del cementerio de Torrero de Zaragoza, y la tumba de María Domínguez, en Fuendejalón.