La madre de Marta Calvo, una de las jóvenes asesinadas a manos de Jorge Ignacio P.J., ha recurrido la sentencia de la Audiencia de Valencia que le condenó a 159 años de prisión, para pedir que se le aplique la prisión permanente revisable, que considera que no se le ha impuesto por una «cuestión gramatical».
Para la letrada de Soledad Burón, madre de Marta, por el tenor literal del precepto del artículo sí que cabe esa condena, máxime cuando este no indica que las penas por asesinatos tengan que ser anteriores a la que se está imponiendo, como sostiene la magistrada-presidenta.
«No era esta la intención del legislador, pudiendo imponerse la prisión permanente revisable al juzgar tres asesinatos (»más de dos«) en una misma causa, pues las tres muertes fueron en momentos temporales diferentes y no en unidad de acto», señala el recurso, consultado por Europa Press.
La letrada de la madre de Marta Calvo recoge en el recurso varias sentencias en las que, en el mismo procedimiento y sin haber condenas previas por delitos de asesinato, a partir de la tercera víctima por la que se condena al reo, «se entiende que concurre la pena de prisión permanente revisable». Y en este caso, existe una primera condena por asesinato sobre Arliene, una segunda sobre Lady Marcela y otra sobre Marta Calvo, las tres víctimas mortales de Jorge Ignacio P.
La representación de Soledad Burón reclama además 150.000 euros de indemnización para su clienta y la condena a Jorge Ignacio P. por un delito contra la integridad moral, al no haber revelado el destino final del cuerpo de su hija. Para ello, hace referencia a la sentencia del Tribunal Supremo sobre Marta del Castillo, cuyo cadáver tampoco no ha sido localizado, pero en cuyo caso la sala avaló la existencia de ese delito «al haberse excedido» el condenado en esa causa «en su derecho de autofedensa, generando reiteradas y falsas expectativas».
A juicio de la madre de Marta Calvo, Jorge Ignacio P. igualmente se ha excedido en su legítimo derecho «y no por variar la versión, sino precisamente por todo lo contrario, que es sostener una versión sobre el destino de los restos mortales de Marta que es incierta por hacer sido completamente desestimada por los investigadores».
En esta línea, considera que aún tiene la oportunidad de decir la verdad sobre dónde está su cuerpo y recalca que esa negativa a confesar su destino «menoscaba gravemente la integridad moral» de la madre «habida cuenta de que se la somete a un padecimiento añadido al lógico dolor por la pérdida de su hija, por las expectativas creadas en la localización de sus restos mortales, afectando gravemente a su dignidad».