SEO/BirdLife ha presentado alegaciones en el Ministerio de Industria por los seis proyectos de centrales eólicas proyectados en el corazón de Monegros, precisamente en las zonas de mayor valor ecológico donde se encuentran las últimas poblaciones de especies de aves en peligro de extinción, como la avutarda euroasiática o el sisón común, y otras como las gangas ibérica y ortega o el cernícalo primilla.
Se trata de especies en recesión, con descensos de hasta el 50%, e incluso con extinciones locales en algunas áreas de Monegros, como es el caso de las ZEPA Serreta Negra, Liberola y Valcuerna.
Estos nuevos parques eólicos en trámite, que suman nuevos 600 megavatios, están situados a escasos kilómetros de Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de la Red Natura 2000, como el parque eólico Alfajarín, ubicado a solo 900 metros de la ZEPA Estepas de Monegrillo y Pina; el de Villamayor, a 5 kilómetros de la ZEPA Montes de Alfajarín y Saso de Osera, o los parques de Bonastre, algunos de los cuales están pegados a la ZEPA Estepas de Belchite, y en el mejor de los casos a 4.000 metros de la ZEPA Retuerta y Saladas de Sástago.
Estos proyectos en trámite, junto con los que están en construcción y en servicio, «afectan directamente» a las aves que entran y salen de dichas ZEPA, ya que suponen un alto riesgo de colisión, ha relatado SEO/BirdLife.
«Además, interrumpen corredores ecológicos entre estos espacios de la Red Natura 2000 y deterioran o eliminan sus hábitats de reproducción y alimentación. A esto se añade que estas centrales eólicas se autorizan dentro de las Áreas Críticas para las especies agroesteparias, delimitadas por el propio Gobierno de Aragón», ha explicado el delegado de SEO/BirdLife en Aragón, Luis Tirado.
Promesas incumplidas
Desde hace 20 años el Gobierno de Aragón se comprometió con la Unión Europea a ejecutar compromisos ambientales en Los Monegros, que «no ha cumplido», como la aprobación de un parque natural; la aprobación de los planes de conservación de especies amenazadas --solo lo ha hecho con la alondra ricotí (rocín) y el cernícalo primilla--, faltando los de la avutarda, el sisón y las gangas ibérica y ortega; la ampliación de las ZEPA existentes y la aprobación de sus correspondientes Planes de Ordenación de los Recursos Naturales, o los planes agroambientales específicos para los agricultores de secano, ha enumerado Tirado.
SEO/BirdLife ha criticado al Gobierno de Aragón por estos compromisos incumplidos. En cambio, --ha comparado-- la Administración autonómica sí que ha autorizado proyectos eólicos ubicados junto a la delimitación de las ZEPA declaradas para la protección de la avifauna amenazada; ha dado permisos para la creación de centenares de granjas de porcino intensivo que afectan a especies amenazadas y contaminan el suelo y el agua potable; autorizado nuevos regadíos que suponen un desastre ecológico para las zonas esteparias, y permitiendo concentraciones parcelarias que han hecho desaparecer linderos y franjas de vegetación que servían como zonas de reproducción y refugio para las aves.
Candidato a parque nacional
El pasado mes de mayo, con motivo del Día Europeo de los Parques, SEO/BirdLife envió al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico la propuesta actualizada y el informe que expone detalladamente la idoneidad y necesidad de declarar Monegros como parque nacional.
De esta manera, se cumpliría además con el Plan Estratégico del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, siendo el representante español de los ecosistemas esteparios con la máxima categoría de protección, ha apostillado SEO/BirdLife en una nota de prensa.
Con esta petición, además, se hacía un llamamiento para que se protejan «los secarrales», ecosistemas con una gran biodiversidad y en un proceso de extinción por modelos de agricultura intensiva, fundamentalmente basada en regadíos donde las especies amenazadas se extinguen definitivamente.
Por último, SEO/BirdLife ha matizado que está a favor de la implantación de energías renovables responsables, es decir, de aquellos proyectos que vayan acompañados de rigurosos estudios de impacto sobre la avifauna, los hábitats y las especies, y que garanticen su inocuidad sobre los mismos, priorizando siempre aquellos lugares fuera del medio natural como terrenos urbanos o zonas degradadas y antropizadas.