En apenas seis meses, la Vall d'Ebo (Alicante) sabe lo que es sufrir las consecuencias de dos terribles catástrofes naturales: un diluvio que dejó hasta 1.098 litros/m2 entre marzo y abril y un incendio forestal a causa de un rayo que ha arrasado todo el entorno paisajístico de esta localidad ubicada en el sur de la Marina Alta.
Las consecuencias de las llamas son más que visibles una semana después de originarse y se ven traducidas en kilómetros de vegetación calcinada. Una situación que ha provocado una imagen insólita, que deja una postal más propia de una zona volcánica que de un valle del interior de la provincia de Alicante.
Tal ha sido el paso del fuego por esta zona que apenas queda vegetación que no se haya visto afectada, así como resulta casi imposible encontrar rastro de fauna en el entorno ni apreciar el canto de los pájaros entre el cementerio de árboles negros que luce alrededor de Ebo.
No obstante, este domingo el fuego ya se da por controlado debido a la evolución favorable, según ha informado el servicio de Emergencias de la Generalitat y el consorcio provincial de bomberos. Su alcaldesa, Leonor N. Jiménez Damaso, recuerda con «mucho dolor» y un «temor enorme» lo que sucedió durante la última noche de las fiestas locales y considera «un milagro» que no se haya quemado el pueblo ni nadie resultara herido.
«Estábamos celebrando la última noche de las fiestas cuando cayó el rayo en la copa de un árbol de una partida cercana. Era de noche y los efectivos aéreos no pudieron intervenir. Entonces supe que era grave y mandé irnos justo al acabar de cenar porque la noche iba a ser larga. Llamé al 112 y al rato, todo estaba rodeado de fuego porque las condiciones no eran buenas: calor intenso, viento y mucha humedad», ha relatado 'Nori' --así se la conoce en la localidad-- a Europa Press.
Del mismo modo, ha señalado que esta situación «ya la esperaba» tras las lluvias intensas de la primavera, puesto que eso produjo que la hierba «creciera mucho» y se secara después. «Si no hubiese habido tanta hierba, quizá no se hubiera expandido tanto, pero al final todo ha sido por un rayo», remarca.
Días después de que los momentos más críticos del incendio hayan pasado, 'Nori' se muestra «cansada» y «exhausta» por la tensión sufrida durante toda la semana y reconoce que ha sido «el momento más duro» desde que está al frente de la Alcaldía desde mediados del año 2017. «Ha sido horrible, pero es cierto que parece un milagro de la virgen de agosto que no se haya quemado el pueblo ni nadie haya resultado herido», agrega.
Paralelamente, reivindica que el proceso de regeneración del entorno paisajístico se debe hacer con especies autóctonas, como la carrasca, y no con pinos, como ocurrió en los años 40 y 50, ya que «un sólo pino se convierte en una fábrica de bombas» en incendios forestales.
Por ello, asegura que ha trasladado este parecer al 'president' de la Generalitat, Ximo Puig, y al presidente de la Diputación, Carlos Mazón, junto con una batería de propuestas que pasan por el cambio en políticas contra la despoblación, así como la necesidad de actualizar el plan de incendios de la localidad.
La Vall d'Ebo no llegó a ser desalojada pese a estar rodeada de lenguas de fuego y dormir muchos días bajo una lumbre que se expandía como la pólvora por los montes de la provincia. Aún así, los negocios y restaurantes locales no dejaron de dar servicios «mínimos» tanto a los habitantes como a los efectivos que lucharon contra el fuego.
El llamamiento a la normalidad y a visitar el pueblo ha calado entre los valencianos, ya que varios grupos de turistas procedentes de pueblos de la provincia de Valencia y de Alicante se han acercado al núcleo urbano a ver de primera mano las consecuencias de este desastre y, al mismo tiempo, ayudar a que los vecinos de Vall d'Ebo dejen atrás el horror de toda esta semana.
En las últimas horas se ha podido ver a grupos de bomberos extinguir los resquicios restantes de brasas y vegetación que aún corrían riesgo de prenderse en medio del bosque. Igualmente, empleados municipales han trabajado durante el fin de semana en restablecer la línea de fibra óptica que dejó incomunicados a municipios como Alcalá de la Jovada y Beniaya durante los peores días del incendio forestal.