Un pequeño gran placer de los españoles es la siesta. Ese momento del día que llega tras la comida, donde puedes reposar un tiempo antes de volver a ponerte en marcha. Una pequeña pausa reparadora, que no tiene por qué ser muy prolongada. De hecho, los expertos aseguran que el tiempo perfecto es alrededor de 30 minutos, los cuales son más que suficientes para que el cerebro y el resto del cuerpo cojan fuerzas para terminar el día. Asimismo, dormir siestas de manera equilibrada tiene beneficios para la salud.
Beneficios físicos de la siesta
Reduce la tensión arterial. La disminución de alerta y la conciliación del sueño después de comer, conlleva a la reducción de cortisol, una hormona que se relaciona directamente con la ansiedad y el estrés. Por la mañana, al despertar los niveles de cortisol suben para activar el cuerpo. Si el día es agitado, esta hormona no descienden, y tampoco lo hace la presión arterial. La siesta conlleva una pausa en el día y el cortisol desciende para poder dormir, por lo tanto el corazón también descansa y la presión arterial disminuye.
Prevención de problemas coronarios. Al reducir los niveles de cortisol, como ya se explica anteriormente, el metabolismo de las grasas y del azúcar se activan de manera sustancial lo cual es beneficioso para reducir niveles de glucosa y colesterol en sangre. Estas sustancias en exceso obstaculizan las arterias coronarias, y estas tienen dificultad para suministrar al corazón suficiente sangre, oxígeno y nutrientes. Por lo tanto, evitan enfermedades cardiovasculares como insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial, exceso de colesterol o infarto de miocardio.
Beneficios psicológicos de la siesta
Estado de ánimo. Al descansar la mente, mejorará tu humor y descenderá la irritabilidad, por lo tanto, serás menos impulsivo y más capaz de hacer frente a la frustración. Además, en verano por la noche cuesta conciliar el sueño, por lo que una siesta puede mejorar el estado de ánimo a medio día. Además, fomenta la positividad, las personas que pasan por la fase REM durmiendo aumentan su receptividad ante la expresión facial de felicidad. Y estimula la creatividad, ya que aumenta la actividad cerebral en el hemisferio derecho, zona del cerebro asociada con esta capacidad.