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¿Cómo es el placer sexual de las mujeres a partir de los 60 años?

La ministra de Igualdad ha invitado a abrir el debate del deseo femenino en la tercera edad

Imagen de archivo de dos personas mayores. | Efe

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Fisiológicamente las mujeres pueden sentir deseo sexual durante toda la vida, si bien «necesitamos que se nos active el cerebro, el órgano erótico por excelencia, por lo que se requiere predisposición y factores que favorezcan que se active la tecla». La psicóloga y sexóloga Llucia Caldés recoge el guante que ha lanzado esta semana la ministra de Igualdad, Irene Montero, con unas comentadas declaraciones: «Va a tocar hablar del placer de las mujeres y del deseo sexual de las mujeres de 60, 70 y de 80 años».

En la tercera edad, igual que en las anteriores, «tengo que sentirme a gusto, respetada, cuidada, deseada... Si mi pareja sólo va al lío y me desatiende en estas áreas posiblemente utilice excusas como la menopausia o los años para, de manera encubierta o sutil, jubilarme sexualmente», explica la experta. Caldés defiende que el apetito sexual no se pierde nunca si las condiciones son favorables y la mujer se encuentra bien. Es más, con la edad, «te conoces mejor, eres más sabia y puedes tener una relación cualitativamente más satisfactoria», enumera las ventajas.

La psicóloga y sexóloga describe también a la «mujer deseante» y advierte que en todas las edades «hay que darse el permiso para el autoerotismo». La actual generación que va de los 60 años hacia arriba, en general «no se masturba». Mucho tiene que ver la mentalidad, «piensan que el sexo debe ser compartido y si su pareja se jubila sexualmente por una dificultad de erección no amplían las posibilidades». ¿Cómo hacerlo? Con juguetes eróticos o la masturbación, «es el caso de una paciente que ha decidido que no quiere esperar a que su pareja afronte la situación». El sexo es recomendable siempre «si podemos y queremos».

Entre sus pacientes sigue habiendo silencios, «son nuestro tema pendiente porque falta visibilizar sus necesidades», explica Caldés en consonancia con la necesidad expuesta por la ministra de Igualdad. Al fin y al cabo, señala, «somos la misma persona con otro cuerpo y más sabiduría, hay que darse permisos para desear y sentirse deseado».

Al apetito sexual le sobrevuelan los efectos de la menopausia, sin embargo «habrá mujeres que la vivirán de forma normalizada y otras que tendrán síntomas heavies». A ella, además, se le pueden sumar factores añadidos «como una falta de lubricación», si en estos casos no se usan lubricantes «hace que la relación sea dolorosa». Por último, la experta pone sobre la mesa «otra dimensión» como es la de la salud sexual femenina: «¿cuántas mujeres han tenido dificultades con suelo pélvico, que les han condicionado las relaciones, y que sus profesionales de referencia han normalizado», pregunta. La crítica va dirigida a la falta de diligencia que en ocasiones se observa en la parte asistencial. «No hay que pasar por alto ciertas cuestiones».

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