Cuenta con más de 25 años de experiencia en la comunicación verbal y no verbal y entre sus alumnos hay destacados profesionales y políticos baleares que han acudido a sus amplios conocimientos para mejorar sus dotes de palabra. Xesca Vidal, además, fue impulsora de las primeras ediciones de Connect’Up y sigue muy vinculada a este programa, convertida en una pieza fundamental de la formación a los finalistas.
¿En qué ha consistido su labor en esta edición de Connect’Up?
—Me siento en una situación privilegiada. Los emprendedores participantes en Connect’Up reciben, en común, una formación intensiva en diferentes áreas empresariales. Tienen además un mentor específico para cada proyecto. Son profesionales expertos en innovación que les ayudan a mejorar, transformar o ampliar sus proyectos. Existe además un especialista en emprendeduría que supervisa el avance de los proyectos, coordinando a los monitores. Durante todo ese proceso formativo piramidal, mi trabajo consiste en situarme junto a los participantes desde el primer día y enseñarles a mejorar la exposición oral de sus proyectos, su comunicación pública y el control de la ansiedad en todo momento. Seguir mano a mano junto a ellos, hasta el pitch final, me permite situarme en un mirador privilegiado desde el que observar cada paso de la evolución del proceso.
Usted fue una de las impulsoras de Connect’Up desde la primera edición. ¿Cómo ha evolucionado este proyecto desde sus inicios hasta ahora?
—La génesis de Connect’Up hay que buscarla en el 125 aniversario de Última Hora. Los proyectos de celebración, como es lógico, resumían la trayectoria del periódico. Hablando con la presidenta del Grup Serra, Carmen Serra, comentamos la necesidad de plantear una actividad que mirase hacia el futuro. Le presenté una idea inicial para dar difusión a los proyectos de innovación que se elaboraban en las Islas. Inmediatamente el consejero delegado, Pedro Rullán, concretó la idea en el proyecto que es hoy. Connect’Up es en sí un proyecto innovador que refuerza el tejido empresarial emergente, que utiliza las herramientas digitales y conecta a empresas públicas y privadas y a entidades que trabajan en pro del emprendimiento para la innovación. De ahí su nombre: Connect’Up.
¿Qué opinión tiene de los proyectos que se han presentado en la edición de este año?
—Excepcionales por varios motivos. Uno de ellos, por ser resultado de estos tiempos extraños social y económicamente que nos han tocado vivir. Su desarrollo supone un futuro de avances y transformaciones que difícilmente se hubiesen puesto en marcha sin una pandemia de las características que estamos viviendo.
¿Qué destacaría de los finalistas de la categoría Grow?
—En la categoría Grow los proyectos se centran en tres temas de estricta actualidad: la innovación en sanidad, en investigación, industria y servicios al paciente, todo con inmediatez y dando solución a situaciones que podían haberse evitado. Otro, aporta soluciones de seguridad contra la ciberdelincuencia incrementada hasta los 40.000 ataques diarios en tiempos víricos. A los anteriores se suma otro proyecto de innovación en la defensa pragmática del medio ambiente, detectando con rapidez y eficiencia las huellas de carbono.
En cuanto a la categoría Start, ¿qué aspectos le han llamado la atención?
—Entre los proyectos finalistas de la categoría Start hay varios dedicados a la alimentación, tema socialmente central durante la pandemia. Hay otros dedicados al pequeño comercio local renovado tecnológicamente. También hay proyectos centrados en la salud. La óptica es diferente a la de los proyectos Grow. Estos tratan aspectos como la creación de mecanismos revolucionarios en la técnica quirúrgica o plataformas digitales para hacer seguimiento del dolor crónico. En tiempos de pandemia, además de preocuparnos por la salud, la alimentación y el consumo a través de plataformas digitales, soñábamos con el ocio que no podíamos practicar. De ahí y con tiempo suficiente para la experimentación surgió un proyecto para la automatización accesible, económicamente, en la conducción de barcas de recreo de pequeña eslora.
Al camino trazado por los anteriores proyectos se suman dos más, relacionados con la actividad turística: una aplicación integrada para la gestión de proveedores y la venta de amenities sólidos para hoteles y eventos.
¿Qué perfil tienen los emprendedores que se presentan a este programa?
—Los participantes Start, es decir con las empresas de menos de tres años, cada año llegan más preparados y este año la percepción es que el salto ha sido cualitativo. Hablar de los proyectos Grow supone una satisfacción inmensa año a año. En esta cuarta edición de Connect’Up participan empresas e instituciones de primera línea que quieren lanzar nuevos proyectos. Imagino que el hecho de que en una edición anterior participase Sampol Ingenierías y comprobase el nivel formativo y difusor del Connect’Up, ha animado a que instituciones como el Hospital de Son Espases presente en esta edición sus últimos proyectos de innovación tecnológica. Un éxito sin duda el atractivo que ha generado el Connect’Up.
¿Qué futuro ve para Connect’Up en las próximas ediciones?
—Si nos atenemos a lo dicho anteriormente, no podemos esperar menos que seguir en trayectoria ascendente: la especialización, la categoría de los proyectos y el seguir incrementando el nivel de formación, que es en realidad lo que sienten como premio satisfactorio los participantes.
No creáis que hablo por ensalzar a alguien. Tuve la oportunidad de co-dirigir este proyectos dos años, hasta que decidí pasar la batuta a profesionales más jóvenes y más tecnológicos profesionalmente. Me siento orgullosa de los resultados que han conseguido ellos, el equipo directivo y toda la organización que los está apoyando.