La iniciativa busca crear un entorno natural con dunas de bajo impacto visual, vegetación resistente al ambiente marino, dotada de una red de riego con aguas depuradas, acompañado de un sistema eficiente de aprovechamiento de aguas pluviales para así poder minimizar el uso de agua potable. La renovación es fiel a las normas medioambientales y de fomento del desarrollo sostenible, imprescindibles para optar a la financiación europea.
Se ha recreado el entorno natural con dunas artificiales de baja altura, ya que no superan los 80 centímetros de altura, lo que permite mantener las vistas al mar desde el paseo y las terrazas de los negocios situados en primera línea.
Las dunas se han construido con una primera base granular, sobre la que se ha ido acumulando arena para ir cogiendo altura hasta algo menos de la cota final. A continuación se dispusieron geoceldas rellenas de tierra, para facilitar el enraizamiento y posterior crecimiento de los arbustos plantados y, finalmente, se ha vertido más arena con lo que se ha conseguido el aspecto final.

Plantas resistentes y elementos naturales
Se ha plantado tamarix africana y elymus farctus, arbustos bajos propios de la ribera mediterránea, dotados de riego con aguas regeneradas. Las dos dunas miden 44 x 16 m (570 m2) y 93 x 16 m (1,251 m2). Están delimitadas con una barrera de mimbre natural de dos metros, la mayor parte del cual está enterrado, sin ataduras ni alambres que se puedan degradar, y otra barrera exterior a base de pilones de madera enlazados con un cabo textil. Estas barreras son franqueables por las personas, aunque sirven para evitar que las traspasen, y por los movimientos de la arena y su intención es proteger las plantas aportadas y fijar la arena en la duna.
El mimbre es un producto totalmente natural. Esta fibra vegetal se obtiene de arbustos de la familia de los sauces. Se caracteriza por su alta robustez y resistencia a la lluvia. También son naturales los pilones de madera y el cabo de algodón. La restauración del ecosistema dunar persigue recuperar el aspecto natural de las playas de Baleares y disminuir los efectos de la erosión y del cambio climático.
En ese sentido también se ha ejecutado una red de aguas pluviales y de escorrentía del propio paseo que recoge esas aguas, las trata, las almacena y las usa para regar, mientras que las sobrantes las devuelve al mar por la tajea central. De ese modo se evitan vertidos indeseados, lo que conlleva elevar la calidad de las aguas de la playa y un ahorro muy considerable de agua potable para riego. Asimismo, la red de riego además de estar suministrada por agua pluvial almacenada, también está conectada a la red de agua regenerada la cual se usará en caso de insuficiencia de la almacenada.
El antiguo Paseo Marítimo, construido en 1990, unía por primera vez la primera línea de playa y daba una nueva visión de Magaluf. La avenida de costa permitía largas caminatas a lo largo de él y vistas continuas de la playa, el mar y el entorno. Entonces, las palmeras del paseo estaban alineadas de modo uniforme en un recorrido recto y paralelo al muro del borde.
Con la reforma llevada a cabo, las palmeras se han reubicado parcialmente y se han plantado 48 palmeras nuevas. La nueva disposición de la plantación se ha realizado con palmeras del tipo Washingtonia Robusta. La repoblación pretende mejorar la conservación al elegir un tipo de palmera más resistente a las plagas. Pueden llegar a los 30 metros y tienen una base engrosada que les da una buena estabilidad.
Se ha roto la extrema linealidad del paseo antiguo ya que se han ido agrupando, en la medida de lo posible, en grupos a modo de pequeños oasis vegetales, que buscan romper la linealidad del paisaje anterior. Esas agrupaciones se han acompañado con plantaciones de arbustos del mismo tipo que los utilizados en las dunas.
El proyecto, enmarcado en la Estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea, incluye estrategias de adaptación al clima mediterráneo. Con este objetivo, se ha decidido integrar vegetación autóctona para mejorar la adecuación climática.
En torno a las palmeras, se ha repoblado con flora resistente al ambiente marino, adaptada al entorno costero mediterráneo y a los suelos arenosos. Se trata de un aspecto fundamental ante los desafíos climáticos que enfrenta el archipiélago balear.
Innovador sistema de administración del agua
Un elemento revolucionario de esta renovación es su completo sistema de administración del agua. Siguiendo los principios de sostenibilidad hídrica, se ha puesto en marcha un sistema de recolección de aguas pluviales, las cuales se tratan directamente mediante pequeñas plantas depuradoras distribuidas a lo largo del paseo. El agua ya procesada se emplea para el riego del sistema dunar y las palmeras y arbustos de nueva plantación. Se reduce en gran manera el consumo y la dependencia del agua potable de la red.
A lo largo de la avenida se ha creado una red de aprovechamiento de aguas pluviales de escorrentía que se procesan in situ en pequeñas depuradoras, en línea con los objetivos de sostenibilidad. Esta agua tratada se utiliza para el riego de las dunas y la vegetación para minimizar el consumo de agua potable, aunque se han dotado todas las nuevas plantaciones de agua depuradas.
Dado que no es posible usar agua salada en las duchas ya que debe ser obligatoriamente agua potable, se ha desarrollado una alternativa para optimizar el uso de los recursos próximos. Por ello, se han instalado innovadoras duchas con lavapiés que utilizan agua marina, lo que contribuye al ahorro de agua dulce y mejora la eficiencia en su gestión. Es también una forma rápida y eficaz de eliminar la arena y conseguir retenerla, de forma que se evita que los usuarios de la playa la transporten al exterior. El sistema capta por bombeo agua marina del nivel freático próximo a la base de cada ducha, a 1,50 m de profundidad, y con ella abastece de agua los lavapiés de la propia playa.
Con un presupuesto de ejecución material de 3,9 millones de euros, la remodelación del proyecto ejecutada abarca 650 metros lineales de paseo y moderniza infraestructuras, redes de abastecimiento, alumbrado, vigilancia y mobiliario urbano. La ejecución de la primera fase ha sido ajustada para completarse en siete meses, aunque estaban previstos doce meses en dos temporadas, garantizando una implementación ágil, efectiva y con menos molestias para los vecinos y comerciantes.