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Trabajo y pobreza

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El trabajo ya no es un factor de protección frente de la pobreza. A pesar de que Balears cerró 2022 con 570.800 personas empleadas, lo que representa un aumento de 33.800 trabajadores respecto al cierre del año anterior, un incremento de la población ocupada del 6,30%, los trabajadores han tenido más dificultades para llegar a fin de mes. En este sentido, el 34% de las personas en situación de pobreza tiene trabajo. Han visto como sus salarios se han ido deteriorando sin ajustarse a la realidad económica del archipiélago. Además, hay que considerar la baja calidad de los nuevos puestos de trabajo.

La inflación situó el Índice de Precios al Consumo en un 5,5% y comportó que la cesta de la compra subiese casi el doble respecto al año anterior, incidiendo sobre todo en aquellos productos denominados de primera necesidad, es decir, aquellos que forman parte de la cadena de subsistencia de cualquier persona o familia. Hay que tener en cuenta que los bienes de primera necesidad son difícilmente sustituibles. Un hogar puede renunciar a irse de vacaciones, pero difícilmente puede renunciar a comprar fruta y verdura fresca si quiere mantener una dieta mínimamente saludable. Cabe recordar que la inflación ha golpeado con más fuerza a los hogares pobres. De acuerdo con el estudio de Oxfam Intermon, la desigualdad no se va de vacaciones, manteniendo la misma cesta de la compra, la capacidad de ahorro de los hogares con menos ingresos ha empeorado 3,5 veces más que la de los hogares con más ingresos. No en vano, la proporción de sus ingresos destinada a estos bienes esenciales es mucho más intensa que la de los hogares con mayor capacidad adquisitiva. En este sentido, los factores que explican esta brecha son los diferentes patrones de gasto y la menor capacidad de los hogares más desfavorecidos de amortiguar la subida de los costes de la vida a través del endeudamiento o del ahorro. En este contexto, cabe recordar que el 22% de la población de las Balears se encontraba en situación o en riesgo de pobreza y exclusión social y que de acuerdo con el INE, el umbral de riesgo de pobreza se situó en 9.535 euros. Además, la inflación también acarreó, entre otros aspectos, que un 30,9% de los ciudadanos del archipiélago no pudiera hacer frente gastos imprevistos, que un 14,3% no se pudiera permitir mantener su hogar en una temperatura adecuada o que un 20,3% tuviera retrasos en el pago de los gastos de su vivienda, de acuerdo con el Informe sobre el Estado de la Pobreza, elaborado por EAPN-Illes Balears.

Asimismo, la capacidad de ahorro de los hogares disminuyó para muchas familias, que además de ver como la cesta de la compra se encarecía, tuvieron que hacer frente a la subida de los alquileres, que se incrementó un 14,5% en el año 2022. También, hay que tener presente que en Balears comprar una casa es casi misión imposible, no solo por la falta de VPO, sino porque el precio de la vivienda se encareció un 7,2%. Además, hay que tener en cuenta que una vez adquirida, muchos hogares se vieron asfixiados con la subida del Euribor que se situó a finales de año a casi un 3%, convirtiendo el pago de la hipoteca en una presión cada vez más grande.

Así pues, a pesar de que Balears se reivindique como la fuerza tractora de la economía española, la desigualdad ha aumentado en el 2022. En este sentido, el incremento del PIB no ha garantizado una mejora de las condiciones de vida de la mayoría de los ciudadanos y la inflación, el incremento del precio de la vivienda o del alquiler, entre otros, han comportado la pérdida de poder adquisitivo de muchos trabajadores y, evidentemente, de la gente que no trabaja.

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