Roland Garros consiguió emocionar a su gran campeón. Rafael Nadal, entre lágrimas, agradeció al público de la Philippe Chatrier, llena a rebosar en un día único, el homenaje que le ofreció el Grand Slam parisino este domingo. «Aquí he disfrutado, sufrido, ganado, perdido», destacó el ganador de 22 'grandes', catorce de ellos en la capital francesa, en el comienzo de su discurso en la pista central, escenario de sus gestas.
Con traje y chaqueta negros, el mallorquín accedió a las instalaciones del torneo que ha ganado catorce veces. Nada más llegar a Roland Garros, Nadal visitó la exposición que el museo del torneo le ha dedicado, en la que figuran algunas imágenes de sus victorias así como objetos que le han acompañado durante sus participaciones sobre la tierra batida de París.

Multitud de aficionados le aclamaron cuando atravesó una de las zonas del complejo con destino al museo y el extenista se paró para firmar autógrafos. La directora del torneo, Amélie Mauresmo, quiso organizar este homenaje que el 'manacorí' se negó a recibir el año pasado, cuando cayó en la primera ronda contra el alemán Alexander Zverev, en el que quedará como su último partido en este torneo, aunque más adelante regresó para disputar los torneos de individuales y dobles de los Juegos Olímpicos de París.
Tras los discursos, aparecieron en la pista central tres grandes rivales y compañeros: Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray. A continuación, se mostró otra de las sorpresas, con su huella presente para la eternidad en la Philippe Chatrier con un 14 que recuerda el número de victorias consechadas en París por el deportista mallorquín junto a la red y en el marco que es parte indisoluble de la vida del mejor deportista isleño de todos los tiempos.
Tras ello, Nadal abandonó la pista central acompañado por su hijo, ante la ovación cerrada del público, que vibró por espacio de cerca una hora con un reconocimiento único a la figura de un campeón irrepetible en la historia de Roland Garros y de la tierra batida. Ante la mirada de Carlos Alcaraz, su sucesor, y de miles de personas entregadas a su ídolo.
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