La reaparición en las pistas de Rafael Nadal será, casi con total seguridad, en la exhibición de más nivel celebrada nunca en el mundo del tenis. El Six Kings Slam reunirá en Riad, capital de Arabia Saudí a Carlos Alcaraz, Jannik Sinner, Daniil Medvedev, Novak Djokovic y Holger Rune, además del propio Nadal.
Para anunciar este evento, en el que cada participante se embolsará 1,5 millones de dólares y el ganador recibirá seis, los promotores han realziado un espectacular vídeo promocional con guiños a superproducciones como Terminator o El Señor de los Anillos. Son más de 5 minutos de puro espectáculo audiovisual.
Sinner se ve reflejado como un emperador como actual número 1 del mundo, de Alcaraz se destaca la potencia de sus golpes. Rune está caracterizado como un vikingo y Medvedev aparece a lomos de un oso. Djokovic, líder de la manada de lobos y ‘señor de las nieves’ puede verse como un significado como mejor jugador de la historia y Rafael Nadal es un gigante de tierra, guiño a sus 14 títulos en Roland Garros y a ser considerado por todos como el mejor jugador de la historia en polvo de ladrillo.
La organización ha tenido en cuenta la carrera de Djokovic y Nadal, que entre los dos suman 46 grand slams, para que disputen directamente las semifinales. El serbio lo hará contra el vencedor del Medvedev-Sinner y el rival del ‘manacorí saldrá del choque entre Alcaraz y Rune. Los cuartos de final serán el 16 de octubre, el 17 de octubre serán las semifinales, el 18 de octubre habrá jornada de descanso porque la ATP prohíbe que haya tres días seguidos en una exhibición y el partido por el tercer y cuarto puesto y la gran final se disputarán el sábado 19 de octubre.
Esta exhibición en Arabia Saudí, país del que Nadal es embajador de tenis, será una buena muestra para saber el nivel de forma del ganador de 22 grand slams, que no disputa un partido desde la eliminación en dobles junto a Alcaraz en cuartos de final de los Ujuegos Olímpicos de París. De todas formas, en este tipo de eventos, se busca más el espectáculo y el ritmo suele ser un poco más lento del que hay en los partidos oficiales.