Tras digerir la eliminación en segunda ronda en el Masters 1.000 de Roma, Rafael Nadal reactiva su plan para estar en Roland Garros en las mejores condiciones posibles. El mallorquín intensifica estos días su preparación en Manacor y prevé viajar la semana que viene a París para ultimar su vuelta al Grand Slam francés que arrancará el próximo domingo 26 de mayo.
La reciente experiencia en la capital italiana dejó sensaciones encontradas para el mallorquín, que no logró materializar en competición las buenas sensaciones acumuladas en los entrenamientos y la progresión experimentada en la temporada de tierra batida desde el debut en Barcelona. Con el paso de los días el optimismo empapa de nuevo la hoja de ruta prevista para competir con garantías sobre la arcilla parisina.
La intención del ganador de 14 Copas de los Mosqueteros es desplazarse la semana que viene a la capital gala para elevar el nivel de su preparación y certificar su presencia en el cuadro principal, al que accedería con el ránking protegido. «La idea es ir. No está decidido, pero está en sus manos y pensando que todavía quedarán dos semanas estará preparado», advertía este miércoles su entrenador, Carlos Moyà, en declaraciones a IB3.
«Todo lo que se pueda entrenar, sumará. En la competición ayudan más cosas. Cabeza, presión, las ganas de hacerlo bien. Todo eso puedeayudar, pero también son aspectos que hay que tener en cuenta, y superarlos, para que (Nadal) pueda tener un gran Roland Garros», añade el ex número uno del mundo.
Nadal necesita pasar horas en la pista una vez que su físico y su tenis han ido a más, sobre todo en Madrid, aunque en Roma no llegó a ‘soltarse' del todo para superar el temor a romperse. Las pruebas que ha ido superando invitan a pensar que en su escenario predilecto estaría en disposición de medirse a rivales de entidad y de tener garantías de resistir partidos a cinco sets teniendo en cuenta que en un Grand Slam hay una jornada de descanso entre partidos.
Aunque ya no hay margen para elevar el tono en competición, llega el momento de ir convirtiendo las dudas en certezas en una cuenta atrás que se ha activado en Manacor y que tiene París como destino final.