La final de Roland Garros es un duelo inédito en el circuito ATP, pero los dos protagonistas han estado en muchas ocasiones en cada lado de la red. Y es que Rafael Nadal se enfrenta al alumno más adelantado de su academia, Casper Ruud (Oslo, Noruega, 22-12-1998), que estableció su centro de operaciones en Manacor en 2018 para dar un impulso a su trayectoria hasta convertirse en aspirante a destronar en París a uno de sus grandes referentes. Han compartido horas de entrenamiento en Mallorca, pero este domingo competirán por primera vez y no lo harán por un título cualquiera.
Entrenado por su padre, Christian Ruud, que llegó hasta el puesto 39 de la clasificación mundial en su etapa como jugador, el primero noruego que disputará una final de Grand Slam decidió buscar un giro a su carrera. Sus condiciones le avalaban, pero mirarse en el espejo de Nadal iba a ser un revulsivo para llegar a codearse con los mejores. Tras ver algo estancado su crecimiento, el ex número uno del mundo júnior se enroló en la Rafa Nadal Academy hace cuatro años y el también exjugador mallorquín Pedro Clar, que también trabajaba junto a Tomeu Salvà con Jaume Munar, se enroló en su staff técnico. Las cualidades y los valores de su rival de este domingo fueron una inspiración y la base desde la que moldeó su juego y carrera para pasar del puesto 143 del ránking al sexto lugar que ocupará este lunes.
Aficionado a la comida tailandesa, al golf y al hockey sobre hielo, en su momento fue el segundo profesional que formaba para de la Rafa Nadal Academy y su traslado contribuyó a alimentar sus virtudes como jugador sobre tierra batida, una situación atípica teniendo en cuenta el mayor potencial que han desarrollado los jugadores nórdicos en pista dura. Si la tierra es para quien la trabaja, Ruud ha asumido dicha máxima para catapultarse en la clasificación mundial y cargarse de confianza para afrontar los mayores desafíos. Estrenó su palmarés en Buenos Aires en 2020, pero su eclosión llegó en 2021 con las semifinales en los Masters 1000 de Madrid y Montecarlo y los títulos de Ginebra, Bastad, Gstaad y Kitzbühel. Nadie ha ganado más sobre tierra que él en los dos últimos años, aunque tiene condiciones para sobresalir en cualquier escenario.
«Le respeto mucho como jugador y como amigo. Tiene un gran carácter y una gran familia», dijo en su día Rafael Nadal sobre Casper Ruud, que se deshace en elogios hacia el mallorquín por su juego y su carácter fuera de las pistas, donde reconoce que le ha dado muy buenos consejos. Asegura que la concentración y la dedicación del de Manacor en el día a día en el trabajo han sido dos de los aspectos que más le han marcado más allá de perfeccionar todos sus golpes sobre las pistas. Su derecha y su capacidad táctica a partir de su templanza y paciencia durante los partidos son las principales armas del último obstáculo del mallorquín para coronarse por decimocuarta vez en Roland Garros. Una perla moldeada en la capital de Llevant que desafiará al hijo predilecto de la ciudad sobre la tierra de París.