La alegría se desató en la Rafa Nadal Academy de Manacor, donde se reunieron tanto los alumnos como aficionados y familiares del tenista, como su tío y ex entrenador, Toni, quien disfrutó y sufrió como el que más de la nueva gesta de su sobrino, que alcanzó su título número veintiuno de Grand Slam ester domingo en el Abierto de Australia. Desde primera hora de la mañana, el ambiente de tenis se respiraba en el recinto ubicado en la capital del Llevant, desde donde todos empujaron para que el tenista lograra una de sus victorias más espectaculares e históricas.
Cada punto, juego o set, a favor o en contra, se vivía con enorme pasión en la cafetería o el comedor de la Academia, donde todos esperaban el triunfo de su ídolo. Pese al mal inicio y ver cómo Medvedev adquiría una renta casi insalvable (dos sets a cero a su favor), con el paso del tiempo y a medida que Nadal levantaba el vuelo, el ánimo se recuperaba y crecía por minutos, más cuando logró igualar el encuentro y llevarlo al quinto y definitivo set.
Ahí fue cuando las emociones se desbordaron, más cuando, tras más de cinco horas de juego, Rafael Nadal cerraba el partido para coronarse, por segunda vez, campeón del Abierto de Australia de tenis, trece años después de aquel triunfo ante el suizo Roger Federer. Un nuevo Grand Slam que le convierte en el tenista con más 'grandes' de todos los tiempos. Un motivo más de celebración en una Academia que disfrutó como toca de un momento para recordar.