El español Rafa Nadal conquistó este domingo su décimo título en el Masters 1.000 de Roma, al doblegar al serbio Novak Djokovic, número uno del ránking y defensor del título, por 7-5, 1-6 y 6-3 en dos horas y 49 minutos.
Nadal, número 3 del ránking mundial, igualó los 36 triunfos en los Masters 1.000 de Djokovic y selló su segundo título del año, tras el que consiguió en Barcelona, al imponerse por vigésima octava vez en 57 enfrentamientos con Nole.
El mallorquín selló su décima corona en Roma tras un torneo de alta intensidad, en el que tuvo que salvar dos bolas de partido contra el canadiense Denis Shapovalov en la tercera ronda.
La pista central del Foro Itálico, a la que accedieron 2.917 aficionados, ligeramente menos del 25 % del aforo total, albergó el clásico más grande del tenis moderno, la edición número 57 del duelo entre Nadal y Djokovic. Con la victoria de Rafa este domingo, ya se llevaron juntos quince de las últimas 17 ediciones en Roma.
El mallorquín y el de Belgrado se enfrentaron por primera vez este año, tras verse las caras por última vez en la final de Roland Garros, cuando Rafa ganó su decimotercer título parisino en la final. Un veredicto repetido en la tierra batida romana, tras otra batalla de tremenda intensidad.
Arrancó mejor Djokovic, que estuvo cuatro horas y 56 minutos en la pista el sábado, cuando tuvo que ganar su duelo de cuartos y de semifinal al griego Stefanos Tsitsipas y al italiano Lorenzo Sonego. El serbio se escapó 2-0, pero Nadal le devolvió la rotura de forma inmediata.
Ambos jugadores se llevaron al límite y Rafa, en una carrera, volvió a resbalarse en una línea y a caer al suelo, algo que ya le pasó en octavos contra el alemán Alexander Zverev. «Nos vamos a matar aquí», aseguró fastidiado el de Manacor, que tenía una vistosa herida en una pierna.
Tuvo más calma y lucidez que Djokovic y logró llevarse una primera manga muy igualada gracias a una racha de tres juegos consecutivos, del 4-5 al 7-5 para hacerse con una valiosa ventaja tras una hora y quince minutos.
Djokovic estaba visiblemente fastidiado y lanzó fuertes gritos hacia sus entrenadores, pero logró cambiar radicalmente de actitud en la segunda manga y, con dos roturas en el cuarto y sexto juegos, restableció la igualdad con un contundente 6-1 en 44 minutos.
El único remordimiento para Rafa fue en el tercer juego, cuando tuvo una oportunidad de rotura, sin lograr aprovecharla.
El ritmo y la intensidad competitiva volvió a dispararse en la tercera manga, igualada hasta el 2-2, cuando llegó el momento clave del duelo.
Nadal necesitó salvar dos bolas de rotura, una de ellas con un espectacular revés, y ganó el juego con una gran derecha, celebrada por todo lo alto con un «vamos».
Sabía Rafa cuánto pesaba ese punto y de hecho a partir de ese momento aumentó de forma vertical su nivel, hasta romper el saque de Djokovic en el juego siguiente para escaparse 4-2.
Tuvo su primera bola de partido con un 5-2 y saque de Djokovic, pero selló su victoria con el servicio para un 6-3 que le coronó por décima vez en Roma, 16 años después de su primer, épico, triunfo, en 2005 contra el argentino Guillermo Coria.