Rafael Nadal lo tenía todo preparado. Las maletas hechas, el billete comprado y había hasta pasado los tornos de la estación. Pero cuando quiso subir al tren que lleva a la final del torneo de maestros, se bloqueó y cedió en un dramático partido ante Daniil Medvedev (3-6, 7-6 (4) y 6-3) citado con el austríaco Dominik Thiem el domingo por la conquista del trofeo.
El mallorquín, que añora este último gran título para su palmarés, tuvo el encuentro en su mano, al sacar para derrotar al ruso en el segundo set, pero se desconectó, dio vida a Medvedev y este le acabó pasando por encima en el parcial definitivo.
Tras mostrar un nivel cercano a la excelencia en toda la fase de grupos, contando sus tres partidos como victorias y habiéndose embolsado seis de seis sets, Medvedev llegaba a estas semifinales con un aire de favorito. Había vencido por el camino a Novak Djokovic y hace dos semanas se hacía con el título en París-Bercy.
Ya en 2019 estuvo a punto de ganar a Nadal. Se situó 5-1 arriba en el tercer set y claudicó.
El ruso, con su uniforme a cuadros y su juego más cuadriculado aún, se adhirió a los peloteos y a los intercambios largos. Un escenario que resultaba cómodo a Nadal, al que duele la agresividad y la violencia.
Tampoco estaba muy fino al servicio el de Moscú y aunque el partido transcurría lento, iba firme para los intereses de los dos jugadores. Empezó sufriendo Nadal, que tuvo que salvar tres bolas de 'break' en el tercer juego, pero la balanza pronto se invirtió.
Cuando la jueza de silla ordenó renovar las pelotas, Medvedev preveía un servicio tranquilo. Podría romper la esfera amarilla a placer, pero su escenario se derrumbó.
Nadal se puso 0-40 y le rompió. Encontró la grieta en el robot y provocó un cortocircuito. Por eso Medvedev estrelló la raqueta al juego siguiente, cuando Nadal ya se precipitaba a embucharse un primer set cocinado a fuego lento, pero perfecto en el resultado.
La tensión liberada relajó demasiado al de Manacor, que empezó el segundo parcial con una marcha menos. Comenzó a fallar, no presionó el primer saque de Medvedev y entregó el suyo con una doble falta.
Parecía una condena de muerte ante un sacador como el ruso, pero su escopeta al servicio falló. Permitió volver a Nadal y recuperar la desventaja.
Y como si de una 'remake' de lo que ocurrió el año pasado se tratara, Medvedev se desintegró. Pasó de liderar con comodidad por 4-1 y tener el set en el bolsillo, a perder una sangría de ocasiones.
Con 4-4 y bola de 'break' a favor de Nadal, un globo de revés del español volaba sobre la cabeza del ruso. Ahí marchaba el encuentro. Si entraba, Nadal estaría un saque de la final, sino vuelta a empezar.
Y entró. Y con él se abrieron las esperanzas de la final, pero un siguiente juego horrible del manacorense le regaló una vida extra al ruso. Con 5-4 a favor y saque, Nadal lo perdió en blanco.
Dio un hilo de vida a Medvedev, que llevó el partido hasta el desempate y lo igualó aprovechándose de los fallos del balear.
A sets iguales, un detalle decidiría el encuentro y Nadal parecía el más propicio a concederlo. Había bajado mucho el nivel y Medvedev parecía que en cualquier momento rompería y aceleraría hacia el triunfo.
Necesitó de cuatro oportunidades, pero consiguió romper la resistencia del español, que estaba jugando todos los puntos importantes mal.
Medvedev rompió, se puso 4-3 arriba y ya no soltó la ventaja. Será el primer ruso desde Nikolay Davydenko en 2009 en jugar la final del torneo de maestros.
Enfrente el ruso tendrá a Dominic Thiem, que venció a Novak Djokovic. Enfrente Nadal seguirá teniendo pendiente este torneo en su palmarés. Ese título que un año más no lucirá en sus vitrinas.