El mallorquín Rafael Nadal venció al serbio Novak Djokovic, defensor del título, por 6-2 y 6-4, por primera vez después de tres años, para colocarse en la final de Mutua Madrid Open.
Tres años después de arrancarle un set, y de vencerle en la final de Roland Garros de 2014, su última victoria, el español Rafael Nadal logró por fin desquitarse y dominar al serbio Novak Djokovic, defensor del título, por 6-2 y 6-4, para lograr la final del Mutua Madrid Open.
Todo se conjugó en la tarde madrileña para la victoria de Nadal, la 14 consecutiva en tierra esta temporada, y su octava final en la capital española. Buen tiempo, aunque la pista conservaba aún la humedad de los días anteriores, y un Rafa inspirado que apenas notó el desgaste del día anterior contra el belga David Goffin.
Djokovic, que pasó a semifinales sin jugar por la retirada del japonés Kei Nishikori, notó quizás la falta de ritmo.
El serbio necesitó 60 minutos para despertar y romper por primera vez el servicio de Nadal, pero su reacción fue tímida y corta. Acabó subiendo algo más su nivel en el segundo set, cuando Nadal sintió nervios, y no se entregó hasta la tercera bola de partido, pero le faltó la garra de otros momentos.
«Ya tocaba», dijo Nadal sobre su victoria en la entrevista en la pista. «Eran muchos partidos seguidos sin ganar un set», recordó. «Era importante, porque significa seguir adelante con esta dinámica que llevo, y encima en Madrid con toda esta gente que me apoya», añadió. «Tenía que jugar bien, y es verdad que él ha cometido muchos errores. Luego, en el segundo set, llegaron los típicos nervios de no ganar a Djokovic después de tanto tiempo», radiografió el español.
«Las condiciones eran más cómodas ayer. Porque a la mínima que dudas cometes errores porque la bola vuela más», dijo Nadal porque el partido se disputó con sol y el techo de la Manolo Santana abierto y la pista llena con 12.500 aficionados.
«El día ha sido bonito pero ahora mucho más», continuó feliz. «Sé que Novak viene de hacer cambios, pero seguro que va a ser un rival que va a luchar por todos los torneos grandes», concedió al serbio, único jugador que ha ganado más de tres veces a Nadal sobre tierra, después del argentino Gastón Gaudio.
«La clave es que mi pelota botaba mucho al principio y sus errores me daban confianza», dijo Rafa. «Sin asumir muchos riesgos asumía que dominaba a mi rival. En el segundo set he bajado la intensidad un poco por los nervios, y al final todo ha estado al límite», añadió.
Con el exjugador del Real Madrid Raúl González, y el delantero portugués Cristiano en el palco, Nadal respiró por fin. A pesar de que lleva ya este año dos torneos sobre tierra, Montecarlo y Barcelona, el balear necesitaba una victoria así para confirmar que su mejoría era auténtica.
En los tres últimos años, «Nole» ha machacado prácticamente al español, ganándole siete veces seguidas y haciéndose con 15 sets sin perder uno solo, desde la final de Roland Garros en 2014, cuando Nadal consiguió su noveno título en París. «Los dos nos hemos hecho mucho daño en nuestras carreras», concedió Rafa el día anterior.
Este sábado se cumplía precisamente un año de la última victoria de Djokovic sobre el español (7-5 y 7-6), en los cuartos de final de Roma, torneo en el que la semana próxima pueden verse las caras, de nuevo también en semifinales, sin ambos progresan en el cuadro.
El comienzo del partido fue demoledor para Nadal que se situó con 4-0 gracias a una gran movilidad de piernas y a un saque que no mostró fisuras. Ante el seguro revés abierto de Nadal, Djokovic fallaba, no tenía claridad de ideas en los puntos y encadenaba fallos impropios de su catálogo.
Nadal se hizo con el primer set en 40 minutos, sin conceder una sola bola de rotura, y gracias a una fenomenal dejada. Y comenzaba el segundo con una nueva rotura, para adelantarse luego 2-0.
El partido exigía un cambio para el de Belgrado, porque si se quedaba atrás moría en el intento, y «Nole» arriesgó, presionó algo más y por fin su revés cruzado abrió pista para romper por primera y única vez e igualar 2-2, pero no supo conservar su servicio para entregarlo a continuación.
Era cuestión de calmar los nervios, asegurar golpes y conservar la ventaja. Y Nadal supo hacerlo, y a pesar de que su brazo se encogió algo cuando sirvió para ganar el partido, logró vencer a su rival en el tercer punto de partido.
El mallorquín, ganador en cuatro ocasiones de este torneo, se enfrentará este domingo en la final contra el vencedor del encuentro entre el austríaco Dominic Thiem y el uruguayo Pablo Cuevas, un duelo entre dos novatos en esta instancia de un Masters 1.000.