El regreso del español Rafael Nadal, campeón en 2009, el desafío del serbio Novak Djokovic, que aspira a su quinto título, y la amenaza del argentino Juan Martín del Potro, en forma tras ganar en Sydney, marcan la edición 102 del Abierto de Australia, el primero de los grandes de la temporada.
Australia ama a Nadal como si fuera un jugador australiano. Y en la ciudad donde se duerme con manta en estas fechas, a pesar del verano austral, debido al cambio brutal de temperaturas, su ausencia se hizo notar el pasado año.
Su lesión privó al torneo de uno de los jugadores más carismáticos a quien el público tiene en cuenta a la hora de elegir billete para los partidos, donde el forofo aficionado acude a sus entrenamientos en masa, y donde los medios de comunicación saborean sus sabrosas conferencias de prensa.
El de Manacor, que busca ser el primer tenista en ganar al menos dos veces todos los grandes en la Era Abierta, acude de nuevo a Melbourne Park, recinto que cumple en esta edición 27 años albergando este grande, tras disputar la final más larga en la historia del torneo en 2012 contra Djokovic (5 horas y 53 minutos).
Pero ya antes se había ganado a pulso su fama de guerrero que se niega a doblar la rodilla. Baste recordar las semifinales que disputó en 2009 contra Fernando Verdasco (5 horas y 14 minutos) y después la final contra el suizo Roger Federer (4 horas y 23 minutos) con mareo añadido en el entrenamiento matinal previo al último partido del torneo, y jugando por el título acalambrado al final, con dolores en un gemelo, en el cuádriceps y los isquios.
Ganador del torneo de Doha, su mejor arranque de temporada al hacerse por primera vez con un título en enero, previsor en su dieta para eliminar peso para las rodillas, Nadal jugará como número uno el torneo y acabará como tal, pase lo que pase, con la posibilidad real de aumentar de forma brutal la diferencia de puntos que mantiene con Djokovic.
Imbatido en 21 partidos en Melbourne Park, y con el alemán Boris Becker, seis veces campeón del Grand Slam, revisando cada uno de sus movimientos, el campeón del 2008, 2011, 2012 y 2013 afila sus armas para lograr su quinto trofeo.
A diferencia de otros, Djokovic solo ha participado en la exhibición de Abu Dabi, y después ha seguido al pie de la letra los consejos de «Boom Boom» para mejorar su saque y depurar aún más su volea, golpes que le servirán para definir mejor, si se demuestra que el plexicushion de Melbourne Park es más rápido aún que en otras temporadas.
Este último factor, que perjudica a Nadal, favorece a Federer, el jugador que más torneos ha ganado en la historia en pista dura, con un total de 52. Federer cuenta además con otro experto voleador en su banquillo, el sueco Stefan Edberg, con quien debuta trabajando en Melbourne y a la conquista del 18 título grande en su palmarés.
Frente a la potencia de estos tres, Juan Martín del Potro, ganador en Sydney, convertido en el segundo argentino en triunfar allí tras David Nalbandian, presenta su mejor hoja de servicios. La superficie entre ambos torneos es similar y eso convierte en amenaza al campeón del Abierto de EE.UU. de 2009, que quiere olvidarse de su prematura derrota el año pasado, en la tercera ronda ante el francés Jeremy Chardy.
Las dudas se ciernen en el británico Andy Murray, que detuvo su calendario el pasado año durante tres meses para operarse de la espalda, o en el nuevo combinado de David Ferrer, semifinalista en 2011 y 2014, con su nuevo entrenador, José Francisco Altur.
En el cuadro femenino, la veterana de 32 años Serena Williams es la jugadora a seguir, sobre todo porque esta vez se presenta sin problemas en su frágil tobillo y con la experiencia que da haber ganado cinco veces en Melbourne Park.
Tras sus éxitos en 2003, 2005, 2007, 2009 y 2010, un título más igualaría con Chris Evert y Martina Navratilova en torneos del Grand Slam ganados (18). Triunfadora en Brisbane al derrotar en la final a Victoria Azarenka, es la baza más firme para desbancar del trono australiano precisamente a la bielorrusa, campeona en los dos últimos años.
Al ser el primer grande de la temporada, las sorpresas han sido históricas en este torneo. No tanto en el torneo femenino, aunque este año, dos jugadoras acuden al cuadro principal después de ganar los torneos precedentes saliendo de la fase previa, caso de la búlgara Tsvetana Pironkova, ganadora en Sydney, y de la española Garbiñe Muguruza, triunfadora en Hobart.
Ausente en el Abierto de EE.UU. en 2013 y con un final de temporada marcado por su lesión en el hombro derecho y fuera de las pistas desde el de Cinccinnati (agosto), la rusa Maria Sharapova vuelve al grande donde más finales ha disputado, con tres, y que ganó en 2008.
Semifinalista en Brisbane recientemente y con nuevo entrenador, el holandés Sven Groeneveld, «Misha» es junto con la china Na Li, ganadora en Shenzen por segundo año consecutivo, y finalista en Melbourne en 2011 y el pasado año, dos adversarias, dispuestas a las rondas finales.