Los peores presagios se han confirmado y Rafael Nadal se ha visto obligado a renunciar al US Open. El mallorquín, que hace apenas una semana se daba de baja del Masters 1000 de Cincinnati, ha comunicado su ausencia del último grande del curso para seguir preparándose y hacerlo con el reto de volver a las pistas en plenitud de condiciones. «Todavía no estoy preparado para jugar», advirtió en un comunicado el finalista de la pasada edición, que prolonga su paréntesis alejado de los torneos por sus problemas en las rodillas.
Nadal comenzó a sufrir molestias en sus articulaciones después de haber conquistado su séptimo Roland Garros y tras haber firmado una excepcional temporada de tierra batida en la que conquistó los Masters 1000 de Montecarlo y Roma y el Conde de Godó. Tras jugar en Halle, el balear acudió a Wimbledon con problemas y cayó en la segunda ronda. Desde entonces no ha vuelto al circuito ATP. Un mes y medio después de caer ante el checo Lukas Rosol sobre la hierba londinense se ha visto obligado a renunciar a los Juegos Olímpicos de Londres, donde debía ejercer de abanderado de la delegación española, y a los Masters 1000 de Toronto y Cincinnati antes de despedirse del US Open.
Triste
El balear anunció ayer su renuncia a través de las redes sociales Facebook y Twitter: «Es para mí muy triste comunicar que no estoy todavía preparado para jugar y que tengo que darme de baja del US Open este año. Lo siento mucho porque siempre he encontrado allí una gran multitud de aficionados y un gran apoyo, pero tengo que seguir con mi recuperación y preparación para estar listo para jugar en las condiciones adecuadas. Quiero decir hola y gracias a todos los aficionados y en particular a los neoyorquinos. Echaré de menos este año el Abierto».
La renuncia de Rafael Nadal al US Open, al que había acudido de forma ininterrumpida desde su debut en 2003, le concede tres semanas más de tregua hasta el siguiente compromiso oficial que aparecería en su agenda. Si bien el mallorquín solo se centra en el día a día de sus rodillas y en sus sensaciones sobre la pista, la siguiente cita que se vislumbra en el horizonte son las semifinales de la Copa Davis ante Estados Unidos, que debe disputarse en Gijón entre el 14 y el 16 de septiembre sobre tierra batida.
Trabajo
Rafael Nadal no quiere ir más allá del día a día de su plan de entrenamiento. Solo quiere volver cuando sea capaz de ejercitarse al nivel de intensidad que desea y esté en condiciones de competir con todas las garantías de pelear por lo máximo. Después de haber esperado tanto tiempo para volver a jugar, no es cuestión de forzar y en ningún caso quiere apresurarse en su regreso, que solo será efectivo una vez que pueda jugar sin dolor y a un nivel que considere adecuado.
Una de las consecuencias de la renuncia al US Open será con casi total seguridad la pérdida del número tres de la clasificación mundial en beneficio de Andy Murray. Nadal tenía que defender 1.200 puntos por su condición de finalista del pasado curso y la imposibilidad de hacerlo le abre la puerta del tercer peldaño al tenista escocés. También es cierto que esta situación y la temprana eliminación de Wimbledon, donde también defendía 1.200 puntos como finalista, junto a sus renuncias a Toronto y Cincinnati le concederán un amplio margen de mejora en 2013.
Nadal, que este año renunció al Masters 1000 de Miami, no se perdía un grande desde que se ausentó de Wimbledon en 2009. El mallorquín ya ha vivido otros períodos prolongados lejos de las pistas como el citado de hace tres años, en verano de 2004, a finales de 2005 y 2008.