Sacudida con éxito la tensión del primer duelo ante Andy Roddick, otro partido enorme emerge hoy en el camino de Rafael Nadal hacia el único gran título que aún no luce en sus vitrinas. El mallorquín se enfrenta a partir de las 21.00 horas (Teledeporte) con Novak Djokovic en un duelo que supone la reedición de la final del US Open y en el que está en juego la hegemonía del grupo A. La cita representa un punto de inflexión para que ambos contendientes presenten su candidatura a la corona de maestro y alarguen una rivalidad que tiene visos de convertirse en histórica.
En el O2 Arena de Londres está en juego la posibilidad de poner un pie en semifinales, apalabrar la primera posición y mantener una condición de invicto que cobra un valor muy especial, ya que conquistar el torneo sin perder se traduce en un botín de 1.500 puntos y 1,2 millones de euros. El formato de la competición deja margen para el error, puesto que una derrota no supone la eliminación definitiva, pero a estas alturas el valor psicológico obtiene mayor sentido que el numérico.
Para aderezar aún más el choque entre el número uno y el número tres del mundo está el morbo. Este partido se ha repetido en 22 ocasiones desde mayo de 2006 y sus últimos precedentes dejan cuentas pendientes. La relevancia de los enfrentamientos entre Nadal y Federer distingue la rivalidad entre ambos en las páginas más brillantes de la historia de la ATP, pero es con Djokovic con quien el manacorí ha disputado más partidos, y sus encuentros se han prodigado en las rondas decisivas de los torneos más prestigiosos. Hoy no es una excepción.
Rival generacional
El serbio es el rival generacional de Nadal, que, del mismo modo que con el suizo, mantiene un balance positivo en sus duelos. Aunque el mallorquín se ha impuesto en 15 de las 22 ocasiones en las que se ha cruzado con 'Nole' (a Federer le ha superado en 14 de 21 partidos), a buen seguro que sus últimos encontronazos son los que rondan su cabeza en las horas previas. El mallorquín completó a costa del jugador de Belgrado el Grand Slam, pero seguro que no ha olvidado el tramo final del curso 2009, cuando Djokovic le superó en tres ocasiones consecutivas sin ceder un set. Además, la última victoria del serbio sobre Nadal llegó hace un año en este mismo escenario en el que el juego del balcánico rebosa buenas sensaciones.
Sus respectivos estrenos en la capital inglesa fueron muy dispares, con Djokovic pasando por encima de Tomas Berdych y con Rafael Nadal obligado a sufrir para remontar un set frente a Andy Roddick. No obstante, el trabajado triunfo del mallorquín permitió que estrenara su casillero de victorias en el O2 (perdió sus tres partidos en 2009) y que al mismo tiempo asentara su juego en una superficie poco propicia para sus intereses- Después de cinco semanas sin jugar, tomó buena nota de lo que el guión exige en este evento. Ahora ya sabe que no le va a servir sacar tan fuerte y plano como en el US Open y es consciente de que los porcentajes y los servicios por zonas serán fundamentales. No será el único aspecto a mejorar, tal como apuntó tras su primer partido el propio Nadal, que se autoexigió una «actitud más positiva». Alcanzar el ritmo adecuado y la confianza óptima tras su parón se convierten en los desafíos de Nadal para impedir que Djokovic se sienta cómodo.
A pesar de que no lo tendrán en mente, ambos saltarán a la pista conocedores de las necesidades de su rival en el último partido de la fase de grupos. Roddick y Berdych se enfrentarán desde las 15.00 (Teledeporte) sin margen para el error. Un tropiezo obliga a soñar con una carambola y una victoria abre un resquicio hacia las semifinales, por lo que las condiciones del último encuentro estarán en buena medida definidas por las urgencias.
La jornada
En el grupo B, Roger Federer apuntaló su liderato al vencer por 6/4 y 6/2 a Andy Murray, y David Ferrer sumó su segunda derrota ante Robin Soderling (7/5 y 7/5).