La batalla final de Roland Garros sitúa hoy (15.00 horas) frente a frente a Rafael Nadal y Robin Soderling. El cetro de la tierra y el trono del tenis mundial están en juego para el mallorquín, que persigue su quinta Copa de los Mosqueteros para auparse al número uno del mundo ante el único hombre que ha sido capaz de superarle en la arcilla de la capital francesa y que apartó de la carrera por el duelo decisivo a Roger Federer.
Dos estilos opuestos se sitúan a cada lado de la Philippe Chatrier. Los efectos envenenados que destila la zurda del mallorquín contra las bombas que dispara el cañón plano del sueco. La intensidad del manacorí ante la frialdad del de Tirbo. Los saques por zonas del balear y las piedras a más de 210 kilómetros por hora del escandinavo. Dos caracteres competitivos con cuentas pendientes. El duelo de octavos de la pasada edición sigue en la memoria de todos. Soderling demostró la condición humana de Nadal, pero hoy nuevos alicientes se unen al morbo.
El malllorquín, que ha ganado más partidos que nadie este año (37) y suma 21 triunfos en arcilla cediendo sólo dos sets, busca la temporada perfecta en tierra (Montecarlo, Roma, Madrid y París). Además, el balear acercha su séptimo título del Grand Slam en su novena final y Soderling su primer grande en su segunda final consecutiva en Roland Garros. El ganador se embolsa la gloria y 1.120.000 euros y el finalista el sabor agridulce y 560.000.
Nadal y Soderling se han visto las caras en cinco ocasiones con un balance de tres victorias para el primero y dos para el segundo, que ha salido airoso de sus dos últimos enfrentamientos con el mallorquín en 2009 (Roland Garros y Copa Masters). Los triunfos del balear llegaron en Roland Garros en 2006, en Wimbledon en 2007 y en Roma el año pasado, mientras que ya en 2010 el 'manacorí' se impuso en un encuentro de exhibición en Abu Dabi.
En el trayecto hacia la batalla final el mallorquín no ha cedido un solo set, tal como ya hizo en las ediciones de 2007 y 2008 en las que acabó alzando la Copa de los Mosqueteros. Tras superar con autoridad a Gianni Mina, Horacio Zeballos, Lleyton Hewitt y Thomaz Bellucci, el duelo de cuartos de final ante Nicolás Almagro ha resultado el examen más duro del mallorquín, que precisó dos tie breaks para acabar con la resistencia del murciano. Y cumplió con nota. Jürgen Melzer fue el último escollo antes de la final, pero más allá del resultado queda la sensación de que Nadal llega al momento oportuno en las condiciones adecuadas: en plenitud física, con la fortaleza mental necesaria y, sobre todo, con un nivel de juego que él mismo señala como mejor que el de 2008, cuando conquistó por última vez París y batió el récord de menos juegos cedidos por el campeón.
Algunas trabas más ha encontrado Robin Soderling para repetir final en París, pero el linaje de sus víctimas es una credencial muy a tener en cuenta. Después de apabullar a Laurent Recourdec y John Isner, tuvo que sudar ante Albert Montañés, dejó en la cuneta a Marin Cilic y superó en cuatro sets a Roger Federer para vengarse de la final y convertirse en el segundo tenista que elimina dos años consecutivos al defensor del título en Roland Garros, algo que sólo hizo su compatriota Mats Vilander con Noah y Lendl. La raqueta de Tirbo se ganó el pase a la final a costa de Thomas Berdych en cinco sets y demostrando que su pegada y su servicio pueden marcar las diferencias si no atraviesa por las lagunas en su juego que antaño minimizaron su talento.
La determinación de ambos contendientes se calibrará en un escenario con capacidad para 15.166 espectadores. La Philippe Chatrier es el fortín de Nadal que sólo ha hecho tambalear Soderling. Una derrota en 38 encuentros en Roland Garros es la hoja de servicios que acredita que el tetracampeón de la Copa de los Mosqueteros es el rey de la arcilla parisina. No obstante, su único verdugo se ha visto favorecido por las actuales condiciones del escenario principal del templo del tenis francés. No es tan sencillo deslizarse, un aspecto que sonríe a Soderling, cuya dificultad en los movimientos es uno de sus principales handicaps. El buen torneo de jugadores de pista rápida como Berdych, el propio Soderling o Jurgen Melzer demuestran la buena adaptación que han encontrado en el nuevo piso.
La previsión anuncia riesgo de precipitaciones débiles entre las 11.00 y las 18.00 horas y advierte que las nubes y los claros se alternarán durante el día. Sin duda, se trata de un dato negativo tanto para el espectáculo como para el juego de Nadal. Y es que la humedad permite que los jugadores que golpean plano a la pelota, como es el caso de Soderling, se ven favorecidos, ya que la bola se hincha y puede conectar sus tiros con más fuerza sin tanto peligro de mandarla fuera. En cambio un día soleado supondría un punto a favor del mallorquín, cuyos efectos toman más altura en el bote gracias a las condiciones de un suelo seco. Además, el balear se siente cómodo con el calor que asfixia al sueco.
Tras pulverizar todos los registros del tenis español, el número dos del mundo pone cerco a los reyes de la tierra. Con cuatro entorchados en Roland Garros está a dos de Bjorn Borg, aunque de momento el porcentaje de victorias del mallorquín sobre arcilla es superior al del sueco en el particular duelo que se establece por coronar al mejor especialista sobre el polvo de ladrillo. Carlos Moyà es el jugador en activo con más triunfos en tierra (337) y el argentino Guillermo Vilas el dominador histórico con 631. Nadal, que ha ganado 28 de sus 39 trofeos sobre tierra, acumula 202 victorias y sólo 16 derrotas desde que debutó como profesional y además puede presumir de tener la mejor racha de victorias seguidas sobre la superficie roja (81 entre Montecarlo en 2005 y Hamburgo en 2007).