El Mallorca se va de Liga en silencio y de puntillas, con un empate sin goles que no le da para llegar al medio centenar de puntos ni le mueve de donde estaba plantado. La gran actuación de Greif, que vuelve a recordar que el club tiene un tesoro entre los palos, permitía a los de Jagoba Arrasate esquivar una caída la noche en la que se apagan los focos de la Liga y contener a un Rayo Vallecano que acababa el partido celebrando por todo lo alto otro empate, en este caso el de Osasuna en el campo del Alavés. Pese a chocarse una y otra vez contra el muro eslovaco, los madrileños se clasificaban finalmente para la Conference League y le cedían la séptima plaza al Celta. Osasuna, como el Mallorca, se queda sin nada que llevarse a la boca (0-0).
Para el Mallorca, que había recurrido a la décima posición para motivarse frente al espejo, la jornada ya estaba arreglada antes de jugar. El equipo tenia asegurado su asiento en la mitad superior de la clasificación pasara lo que pasara en Vallecas y podía permitirse el lujo de abrochar la temporada sin una sola cadena en las piernas. Aun así, no le cambiaba el alma a su equipo Jagoba Arrasate, que quería irse a la playa ganando y con medio centenar de puntos en la bolsa. Mantenía a Greif bajo el larguero —una de sus decisiones más significativas— y apostaba por un once que podía pasar por titular cualquier otra semana en el que casi la mitad de sus integrantes, cinco, eran mallorquines. La entrada de David López en el muro de la defensa y la de Marc Domenech al costado de Muriqi le daban al equipo aire, frescura y un acento especial.
Con el balón en marcha el Mallorca no alteraba demasiado la imagen de los últimos encuentros. Desconectado por primera en diez meses de cualquier objetivo de peso, lo raro hubiera sido lo contrario. Además, visitaba un estadio acicalado para la ocasión y a uno de esos equipo que en la caminata para llegar a Europa le habían adelantado por la derecha. Tras un montón de jornadas siendo parte implicada, ahora quedaba relegado al papel de juez. Las noticias que daba la radio acerca de Osasuna y Celta ya no le afectaban lo más mínimo.
El Rayo, al que últimamente no se le había escapado casi nada, tampoco estaba cómodo en el salón de su propia casa. Le costaba que el fútbol fluyera y el miedo escénico le nublaba la vista, sobre todo durante el turno de las presentaciones. Los franjirrojos tenían en su mano la posibilidad de sellar el pasaporte para viajar por Europa por segunda vez en su historia y hacerlo por primera ocasión a través de lo méritos deportivos. Una empresa colosal para un club de barrio que normalmente vive más pendiente de otras cosas mucho más terrenales.
Las mejores fotos del primer tiempo se tomaban en la portería de Greif. El eslovaco le ganaba la partida a Álvaro en la primera llegada clara de los de Iñigo después de una perdida en la que Darder reclamaba falta. Luego volvía a intentarlo el mismo jugador andaluz con un tiro que se elevaba demasiado. No le bastaba al Rayo para marcar y hacer más fuerte el nudo que le ataba a la séptima posición —en ese momento—, pero al menos le servía para sacudirse los nervios y mantener encendidas las brasas de la grada.
La segunda mitad ya empezaba caldeada, como si el paso por los camerinos hubiera azuzado a unos y otros. Muriqi perdonaba cuando le caía del cielo un balón que no esperaba en un saque de esquina y Álvaro e Isi contraatacaban con un doble remate a bocajarro sobre Greif que el portero desactivaba con un alarde de colocación y reflejos.
Los minutos finales en clave local eran una combinación de miedo y angustia. El Rayo no encontraba la manera de superar a Greif y los transistores anunciaban que Osasuna empataba en Mendizorroza. Los madrileños, que en ningún momento de la noche se habían desprendido de la cornisa europea, estaban a un gol, de Osasuna o del Mallorca, de quedarse fuera. Con el partido acabado, todo estaba pendiente de lo que ocurriera en Vitoria, donde el equipo de Vicente Moreno se quedaba a medias. Los isleños recogían los bártulos y los rayistas subían el volumen de la música. Colorín, colorado...
Recordemos de donde venimos, somos el Mallorca, la plantilla es prácticamente la misma de la pasada temporada y en esta al final de la primera vuelta teníamos casi asegurada la permanencia que es a lo que se debe de aspirar, de momento. Fijémonos el equipos, en teoría muy superiores al nuestro como pueden ser Valencia, Sevilla, Español, etc.que las han pasado "magres". Si la segunda vuelta ha sido floja o decepcionante pero creo que la mayoría de mallorquinistas firmaríamos estar casi salvados a mitad de temporada.