Robert Navarro llega a tiempo para prender la mecha de la traca final de la temporada. El extremo catalán, que ha estado dos meses fuera de cobertura por una lesión muscular, es una de las grandes esperanzas de un Mallorca que el próximo lunes, trece días después de su última función, volverá a la acción sobre la alfombra de Montilivi. El fichaje primaveral de un equipo que tiene cinco jornadas por delante para apuntalar su candidatura europea y rematar la temporada por todo lo alto.
Si no cambia nada, el Mallorca que viaje a Girona para abrochar la jornada será un equipo muy diferente al de las últimas actuaciones. Laminado por las bajas hasta su visita a Montjuïc, el conjunto balear va a recuperar una parte importante de su personalidad, sobre todo de cintura para arriba. La reentrada en escena de Robert Navarro, como la de Vedat Muriqi o a la de Takuma Asano —de momento las únicas bajas son las de Manu Morlanes y Abdón Prats— pueden suponer una carga de dinamita para el grupo y un respiro para Jagoba Arrasate, obligado hasta hace nada a diseñar maniobras alternativas en el plano ofensivo y a tener que jugar con la munición justa.
En esa dirección, sobre Navarro hay un aura especial. El barcelonés, probablemente el tipo más desequilibrante de los que habitan esta temporada en la caseta del Mallorca, había vuelto a lucir su clase justo antes de la lesión. Determinante entrando desde el banquillo en el Pizjuán, regresó justo después a la titularidad contra el Alavés y cuando le llegaba su gran momento, la hora de enfrentarse al Athletic, sufrió una lesión en el abductor de la pierna derecha que le sacó de la circulación y cortó las alas del equipo. En total, se ha perdido siete encuentros de los que la formación isleña solo ha ganado dos: el que le enfrentó al Espanyol en Son Moix (2-1) y de la Real Sociedad en Anoeta (0-2).
El rendimiento de Navarro no aparece reflejado ni en los datos del Mallorca en la Liga ni en sus números particulares —un único gol y ninguna asistencia en los 23 partidos en los que ha intervenido— pero salta a la vista que en sus botas guarda algo distinto.
Con la posibilidad de alinear a Navarro por un carril y Asano por el otro, con Muriqi o Cyle Larin como referencia, Arrasate tendrá otra vez la ocasión de ensanchar de nuevo a un Mallorca que cuando se enfrente a Girona ya sabrá lo que han hecho el resto de sus rivales. En cualquier caso, su margen de error frente al conjunto de Míchel será mínimo. Llega la hora de la verdad.