En un partido para enfocar el objetivo, para sellar virtualmente la salvación, este Mallorca bipolar se quedó a medias. Perdonó el 2-0 en un mano a mano de Muriqi que resolvió mal a los veinte minutos y se dejó empatar por un Deportivo Alavés con la soga al cuello que se tiró a la yugular en el segundo acto y que amarró un punto salvador (y justo) para Chacho Coudet ante un Mallorca grogui y sin alma tras el descanso.
Si Muriqi hubiera estado tan fino como el día de Las Palmas, la película hubiera tenido un final feliz para el mallorquinismo. Pero el kosovar no tuvo su día y el equipo se fue evaporando poco a poco del partido. La alegría en el juego del primer tiempo se convirtió en espesura, prisas y nervios en el segundo. Pudo marcar el segundo gol, pero también pudo encajarlo y, como dice el refranero del entrenador, si no puedes ganar, al menos no pierdas...
El golazo de Asano abrió las puertas del cielo para un Mallorca que se las prometía muy felices con el trallazo del japonés a los ocho minutos. Pero llegó la vaselina fuera de Muriqi y una serie de minutos en los que le faltó definirse. Se quedó a medias. Ni hurgó en el nerviosismo del rival ni supo defender el resultado. Tampoco los cambios aportaron demasiado porque Samu Costa, que la lió en el gol de forma involuntaria, tuvo otro error que pudo costar caro. Con 36 puntos y en la octava plaza, el Mallorca ya se fija en San Mamés. Veremos con qué cara...