Al fin. Se acabó. Esta temporada ha sido un suplicio agotador. El Mallorca de Javier Aguirre tiene números de descenso. El equipo, casi siempre con cinco defensas, aburre a los más incondicionales, aunque es también uno de los equipos menos goleados de la categoría. Es justo destacarlo, si bien es también cierto que el Mallorca tiene dificultades, y no son pocas, ante la portería rival. El fútbol no puede convertirse en un rosario de bostezos, en un tedioso espectáculo al que la afición acude solo por fidelidad a unos colores. Jagoba Arrasate debería apostar por el buen fútbol, por apreciar la pelota, por el contacto con el balón, por el buen gusto…
La semana pasada fue intensa en emociones. El acto de despedida de Javier Aguirre, organizado por el Real Mallorca, contó con la presencia de Alfonso Díaz, CEO de Negocio de la Sociedad Anónima Deportiva, y del director deportivo Pablo Ortells, además de algunos futbolistas. Fue un acto desangelado en el que me quedó claro que la relación entre el Mallorca y el entrenador no ha acabado de la mejor manera. En cambio, la rueda de prensa del técnico celebrada el pasado sábado en Son Moix, que contó con la plantilla al completo, fue un acto muy emotivo. En todo caso, también hay futbolistas que consideran conveniente el adiós del mejicano. Seguro. Por cierto, las formas del Mallorca han sido pésimas. La decisión de prescindir de Aguirre me parece acertada y necesaria, pero las formas de la entidad son una ofensa a la educación. El Mallorca no se ha portado bien con el mejicano, que se merecía un trato exquisito.
Ah, por cierto, el Mallorca despidió la Liga con una remontada en Getafe (1-2) en un duelo en el que Aguirre recibió el cariño de sus futbolistas tras los goles.