El Real Mallorca ya está en el estadio de La Cartuja una hora y media antes de que empiece a rodar el balón. Los jugadores bermellones ya han sentido el calor de los suyos cuando abandonaban su cuartel general en Sevilla, el hotel NH Collection y la pasión ha continuado en los exteriores del escenario de la final de la Copa del Rey.
Después de que el Athletic de Bilbao llegara al estadio, la expedición mallorquinista ha entrado en La Cartuja después de recorrer los cerca de cuatro kilómetros que separaban su hotel de concentración y el estadio, donde no han podido sentir a la marea bermellona al acceder al recinto directamente al aparcamiento.
Las puertas del estadio de La Cartuja se han abierto tres horas antes de la final y algunos se han apresurado en entrar para intentar evitar las colas de los controles de seguridad, pero otros han optado por permanecer fuera para esperar la llegada de la plantilla y el cuerpo técnico encabezado por Javier Aguirre.
Los decibelios se han disparado para acompañar la entrada de los jugadores en La Cartuja. Abdón, Muriqi y Javier Aguirre eran los más aclamados entre los mallorquinistas, aunque su rápido acceso ha impedido que se viviera la emoción de otros recibimientos. A pesar de la rapidez de la llegada, la ilusión y la pasión se ha desbordado cuando la plantilla ha pisado el césped. No en vano imperan las ganas de volver a saborear la gloria como en el Martínez Valero de Elche. Después de 21 años de espera, los seguidores bermellones se han volcado en el mayor desplazamiento de la historia de la SAD balear, que agotó las entradas que tenía a su disposición. Aunque los isleños han estado en minoría entre la gran afluencia de hinchas del Athletic Club de Bilbao con y sin entrada, también se han dejado notar de verdad en los prolegómenos del encuentro por el título del torneo del KO.