El Mallorca perdió por la mínima ante el FC Barcelona (1-0) en un buen partido. El conjunto de Javier Aguirre está un gran momento, es un equipo sólido en defensa, mueve bien el esférico en el centro del campo, exhibe verticalidad y los dos hombres de vanguardia se complementan a la perfección. Este viernes, no fue suficiente, aunque el Mallorca es ahora un equipo valiente.
Aguirre me parecía en los inicios de esta temporada, y durante muchas jornadas, un entrenador excesivamente precavido, demasiado prudente y un tanto cobarde. Ahora, supongo que la travesía para llegar al actual Mallorca era un peaje inevitable. Aguirre situó en el centro del campo a Samú, Morlanes y Sergi Darder, que garantizaban que, como mínimo, el Mallorca intentaría apoderarse del esférico.
El Barcelona se hizo con el control del partido, aunque el Mallorca, además de defenderse con orden, se acercaba con peligro al área rival. Una pena máxima tan rigurosa como increíble sirvió para que Gundogan convirtiera en héroe a Rajkovic, que atajó el esférico. El equipo de Aguirre demostró que se encuentra en un gran momento y se acercó con peligro al área rival. Larín, en diversas oportunidades, y Morlanes, de cabeza, pudieron adelantar al Mallorca, pero el gol no llegó. Y en la última jugada de la primera parte quedó sin sanción un clamoroso penalti sobre Muriqi.
La segunda parte fue otra historia. El Barcelona mejoró, no tardó en introducir cambios y cercar al Mallorca en su propia parcela. El equipo de Aguirre intentaba acercarse con peligro al área rival, pero ahora era mucho más complicado. Lamine Yamal inauguró el marcador con un gran disparo. El Mallorca intentò reaccionar, Aguirre exhibió valentía, pasó a defensa de cuatro, pero el marcador ya no se movió.