Hace casi treinta años en una rueda de prensa de Héctor Cúper un periodista le preguntó al argentino los motivos por los cuales el Real Mallorca no jugaba bien, pese a que sacaba los partidos adelante por la mínima. El técnico frunció el ceño y reaccionó con otra pregunta: «¿Qué es para usted jugar bien?» El periodista no contestó atrapado en su propia red y Cúper rebajó la tensión explicando que para él jugar bien era sacar el mejor rendimiento al grupo.
Posteriormente a Manzano se le exigió que ganara al Barcelona o al menos que compitiera con más contundencia. Su respuesta, con ojos inyectados en sangre fue la recordada: «¿Pero qué coño queremos aquí?»
Recientemente con Joaquín Caparrós la escena más o menos se repitió y el andaluz sonrió con ese semblante de tipo que te perdona la vida y contestó esa frase tan recurrente: «El resultado, amigo, el resultado».
Se les exigía a los entrenadores porque el club años atrás en Primera era una entidad ambiciosa en el apartado deportivo. Ahora, después de pagar entre 16 y 20 millones solo por dos jugadores, más el resto de inversión en futbolistas, la sensación es que esto no da para más. Me lo preguntaba esta semana y me lo sigo preguntando ahora ¿Qué le cuentan Ortells y sus chicos a Andy Kohlberg? Tres partidos ganados de 21 ¿Cómo se defiende esto ante el jefe?