El cinco de mayo de 2022, bajo un sol de justicia, el Mallorca citaba a los medios y a las autoridades al acto de inicio de las obras de remodelación del estadio de Son Moix. Este sábado, un año, ocho meses y ocho días después, o lo que es lo mismo, 618 días entre una fecha y otra, el club presidido por Andy Kohlberg presenta en sociedad la obra de remodelación de las cuatro tribunas.
Treinta millones ha costado una reforma que ha convertido Son Moix en un estadio moderno, con las gradas mucho más cerca del césped y sin pistas de atletismo. Veinticinco años después de su inauguración, por fin la afición podrá ver un partido de fútbol en un campo de fútbol.
No es una fecha para pasar desapercibida y lo lógico es celebrarla como se merece y el Mallorca ha organizado todo un carrusel de actos para inmortalizar el momento. Pero lo más importante hoy es el balón, el partido y los puntos en juego frente al Celta de Vigo (16:15 h. Movistar TV). El conjunto gallego es hoy por hoy un rival directo en la lucha por la permanencia y por mucha fiesta, inauguración y demonios en la grada, viene aquí con ganas de morder y llevarse el triunfo. El de hoy es el primer partido de la segunda vuelta y el Mallorca cerró la primera con 18 puntos. Todavía no tiene la mitad de los necesarios para asegurar la permanencia y por lo tanto hoy es un buen momento para alcanzar esa primera meta volante.
Tiene problemas Aguirre para confeccionar el once porque las bajas de Valjent, Muriqi, Jaume Costa y Nastasic modifican los planes del mexicano, que deberá situar un once de garantías para poder hacer frente a un Celta que viene de ganar al Betis por dos goles a uno. Situado dos puntos por debajo de los bermellones, el triunfo es fundamental para un Mallorca que necesita dar todavía el estirón esta temporada. Maffeo está también tocado, pero entrará en la lista y jugará. Días después está previsto que sea intervenido de menisco. El nuevo Son Moix tiene que ser el aliciente definitivo para una plantilla que hoy por hoy no ha dado lo mejor de sí, aunque poco a poco trata de llegar a una versión que le permita dotar de seguridad a su fútbol y continuidad en su juego.
El técnico tiene que decidir si para este partido sigue manteniendo a Sergi Darder en el banquillo o lo sitúa en el once. El jugador más creativo del Mallorca no ha sido de la partida estos últimos encuentros, una mala noticia porque lo ideal sería encontrar el punto de equilibrio entre el talento, la fuerza y los kilómetros. Si Aguirre consigue combinar estos aspectos, el Mallorca podría aproximarse al nivel del pasado curso, pero por el momento, por un motivo u otro, siempre falta algo. También los resfriados y procesos gripales han visitado el vestuario y eso supone un contratiempo más.
El once bermellón ha sumado doce de los veintisiete puntos que se han jugado en casa y lejos de Palma ha ganado en Balaídos. Ahora toca mejorar los números y echar algo más de tierra de por medio con un rival que salvo sorpresas, estará abajo. Tampoco da con la tecla Rafa Benítez, pero es cierto que durante los últimos encuentros ha mejorado en todos los sentidos.
Si el Mallorca gana, la fiesta será completa en Son Moix a la espera de volver a entrar en una semana de Copa del Rey, una competición donde el Mallorca da la cada y siempre es un torneo especial. Pero lo más importante esta tarde es el fútbol, más incluso que la fiesta. La mejor celebración será después del encuentro si se han conseguido los tres puntos. Dirigirá el encuentro el colegiado Víctor García Ventura, del comité catalán. El club confía en que pueblen las gradas 26.000 espectadores. El campo también juega y si aprieta todo será mucho más fácil. Los puntos son este sábado vitales para que la fiesta sea redonda en la nueva tierra de los sueños del mallorquinismo.