Un empate ante el Almería en tierras andaluzas es un pésimo resultado. El Mallorca solo pudo empatar (0-0) sin goles, pese a disponer de claras oportunidades para adelantarse en el marcador. El equipo de Javier Aguirre fue muy superior al rival durante la inmensa mayoría de los minutos, pero un solitario punto es un escaso botín. De hecho, este domingo se perdieron dos. El Almería demostró su condición de colista y exhibió sin pudor su mediocridad. El equipo de Gaizka Garitano, que había mostrado una tímida reacción en los dos últimos partidos, recuperó su peor versión. El Mallorca hubiera sido un justo ganador y el empate solo sirve para llenar de dudas al equipo que transpiraba optimismo tras ganar al Sevilla siete días atrás.
El Mallorca ha encadenado su tercer partido sin encajar un gol, pero las carencias ofensivas continúan siendo demasiadas. El equipo dispuso de clamorosas ocasiones, pero faltó acierto. Y ya se sabe que la falta de acierto suele venir motivada por la falta de calidad.
Aguirre sorprendió de inicio al incrustar a Mascarell en la línea defensiva para jugar, como casi siempre, con cinco hombres en la retaguardia. En la primera mitad, el Mallorca sometió al rival, dominó territorialmente y acumuló claras oportunidades de gol. El Almería, que aún no ha ganado, demostró su condición de colista y la reacción de juego de los andaluces quedó en nada.
La segunda mitad fue un poco más igualada. El Almería mejoró por momentos, aunque el Mallorca falló con estrépito ante la portería rival. Larín, una gran intervención del portero Maximiano, Javi Llabrés… el equipo de Aguirre no acertó y el empate sin goles no deja a nadie satisfecho. El Mallorca tiene un grave problema con el gol. Y el problema no es solo la lesión de Muriqi.