El Mallorca no pasa del empate ante un pobre y raquítico Cádiz. Las miradas ya no cesan de mirar a un banquillo habitado por Javier Aguirre. El mexicano, de nuevo, talibán del 5-3-2 se ahogó en su estilo que empieza a perder agua por todos los lados.
Un único ápice de luz: la cabeza de Abdón, no fue suficiente para salir del pozo en el que se sumerge un equipo sin nivel. Una vez más sin ideas en la medular y escaso de salidas por las bandas. Las luces se apagan solas y tan sólo el de Artà las enciende cuando puede.
En definitiva, si no se puede ganar a uno de los peores conjuntos que han pasado por Son Moix. ¿Con quién podrá? Era el momento de sumar con tres partidos en casa y se ha empezado con un empate y a Aguirre se le consume el crédito. Ante el Alavés no puede fallar.