Un punto más, una fecha menos. El último empate del Mallorca ha ido cambiando de color a medida que maduraba la jornada. A falta de un partido para cerrar con llave este fascículo del calendario —el Valencia recibe esta noche al Rayo en Mestalla—, el botín cosechado frente a Osasuna le ha ayudado a mantener la distancia con el boquete que se abre al fondo de la clasificación, que seguirá siendo de seis puntos. El conjunto de Javier Aguirre, que encadena cinco partidos sin ganar, ha bajado un escalón en la tabla y ha sido adelantado por el Girona, el único equipo de la mitad inferior que ha celebrado una victoria durante el fin de semana. Ninguno de los otros equipos que participan en la carrera por la salvación le ha recortado terreno.
Lo que empezó como un manojo de dudas ha derivado en otra brazada hacia tierra firme. El Mallorca perdió una buena oportunidad para reencontrarse con los buenos resultados en Son Moix —ya suma tres partidos seguidos sin ganar en casa— frente a un oponente que tenía un ojo puesto en la Copa, pero el punto que amarró Rajkovic en los minutos finales ha crecido de manera exponencial a medida que se iban tachando partidos de la agenda. En casi todos los otros campos en los que jugaba el cuadro balear los resultados eran favorables.
Además del Girona, de los rivales que tiene ahora mismo bajo sus pies en la clasificación solo ganaba el Sevilla, que se llevaba por delante al Cádiz, y solo empataban el Getafe y el Almería. Además, otros dos sufrían derrotas de las que dejan marca. El Espanyol se estrellaba en Montilivi para despachar el ciclo de Diego Martínez y el Valladolid se largaba abrasado del Bernabéu. Los pucelanos, que eran desintegrados en media hora por el Real Madrid, se cruzarán el domingo que viene con el Mallorca en otro partido fundamental.
El bache en el que se encuentra la formación mallorquinista, que durante el año que acumula Aguirre en el banquillo nunca había estado cinco jornadas sin ganar, está quedando amortiguado por esa telaraña que el equipo fue tejiendo antes del Mundial y más tarde, durante el principio de 2023, al calor del estadio de Son Moix. Y aunque en el último mes y medio solo ha facturado dos empates, tiene 33 puntos en la cuenta corriente y está a tres victorias de la permanencia virtual a falta de once partidos.
Entre los rivales del Mallorca no hay demasiadas muestras de optimismo. Con el Elche ya condenado, la lista de amenazados por las otras dos plazas de descenso sigue siendo amplia y uno de los equipos que más tocado ha quedado este fin de semana es el Espanyol, dispuesto a gastar ya la bala del cambio de entrenador. Con la derrota del sábado alarga su caída libre sumando cuatro partidos perdidos de forma consecutiva y en Cornellà las alarmas suman más fuerte que nunca. El conjunto perico es decimoséptimo en la clasificación con 27 puntos y está a solo uno del agujero en el que andan metidos el Almería y el Valencia, que tiene un partido menos.
El Cádiz también sale malparado del fin de semana. Los de Sergio no caían derrotados en el Nuevo Mirandilla desde hacía más de medio año, cuando sucumbieron frente al Barcelona, y se han complicado el camino hacia la tranquilidad. El equipo amarillo, que todavía debe pasar por Son Moix (jornada 34ª), había solventado sus últimos partidos como local sin derrotas. Cuatro triunfos, uno de ellos frente a los baleares (2-0) y seis empates jalonaron hasta este sábado el balance de diez encuentros jugados en casa por los andaluces.