El Real Mallorca sumó un punto y la Real Sociedad perdió dos en un duelo que acabó en empate entre dos equipos que pudieron ganar. Y perder. Es un buen resultado para los futbolistas de Javier Aguirre, que dan un pequeño paso más hacia la permanencia, que es el único objetivo al que puede aspirar este equipo. El conjunto donostiarra abandonó Son Moix con la sensación de ser mejor que el Mallorca, pero no supo traducir su superioridad en goles. El once de Imanol Alguacil fue muy superior en la primera mitad, consiguió un tempranero gol, sometió al rival y dispuso de alguna oportunidad para sentenciar el partido, pero el Mallorca consiguió llegar al descanso con una derrota mínima. Fue un milagro.
La Real Sociedad aprecia la pelota, la trata con mimo y pretende acapararla. Es un equipo amable con el esférico, al que dispensa un trato exquisito. Es su estilo con independencia del resultado y el rival. Cuenta con jugadores de contrastada calidad y un entrenador que pretende sumar puntos desde el buen juego. Los donostiarras, como cualquier equipo, tienen también sus debilidades.
La segunda mitad fue diferente. De salida, Aguirre busco soluciones y dio entrada a Amath y Abdón Prats, que sustituyeron a Kadewere y Jaume Costa. El equipo abandonó la conservadora línea de cinco defensas, el equipo reaccionó y el empate no tardó en llegar. Los dos querían ganar, pero podían perder. La pelota viajaba de una a otra portería, aunque las ocasiones nunca fueron claras. La Real es más equipo, pero el Mallorca sacó a relucir su cara más ofensiva. Los donostiarras dominaron territorialmente durante muchos minutos, pero también se vieron superados en muchas oportunidades. Así, se llegó al final con empate. La permanencia no se ha conseguido aún, pero hoy está un poco más cerca que ayer.