Una Copa como bálsamo. El Real Mallorca se toma otro sorbo con la intención de redimirse y de recuperar el ánimo. De volver a la senda de la ilusión y el fútbol fresco que iluminaba su camino antes de que el Mundial emborronase el guion. (19.00 horas, Movistar+).
Después de cumplir el trámite en Irún en la ronda anterior y de caer con estrépito y mala imagen en Getafe, el grupo de Javier Aguirre visita hoy el mítico estadio de Pasarón para citarse con un Pontevedra sin nada que perder y al que este torneo le ha empujado de nuevo a desfilar por la pasarela mediática y reverdecer viejos laureles. Porque el club gallego tiene un pasado glorioso, aunque los días de vino y rosas están guardados en algún cajón de la memoria de los más veteranos. Llegó a pertenecer a la nobleza del fútbol español, aunque en las últimas décadas se ha acostumbrado a transitar por carreteras secundarias y a regresar a casa con las rodillas embarradas.
Consciente de que su mejor momento está grabado en el disco duro, el Pontevedra se aferrará a esa historia para prolongar su sueño ante un Mallorca que se autoexige ganar. Javier Aguirre apenas ha necesitado un par de días para pronunciar la palabra final. Quiere transmitir a sus jugadores la importancia de un encuentro que puede impulsar al grupo hasta los octavos de final de la competición sin apenas esfuerzo.
El técnico mexicano, que solo ha dejado en Palma a los lesionados Valjent (golpe en la rodilla) y Baba (con gripe), además de Lago Junior, que está viviendo sus últimos días vestido de rojo, apostará por un once de garantías. Sin hueco para los experimentos. Quizás cambie los laterales y algún medio, pero la superioridad con respecto a su rival -en zona de descenso en el grupo I de la Primera Federación- es evidente.
Al margen de nombres o sistemas, el Mallorca necesitar volver a ser ese equipo armado atrás, que alterna fuerza y calidad en la sala de máquinas y que arriba golpea con fuerza y eficacia. Aquel conjunto se mostró timorato, sin ideas y perdido en el Coliseum Alfonso Pérez para despedir el año con un sabor amargo. Javier Aguirre, que está conforme con su plantilla, considera que aquello fue un accidente y quiere quitarse esa espina esta tarde en Pasarón. El duelo servirá también para probar a futbolistas como Greif, Nastasic, Gio o Cufré, que quieren demostrar su calidad en una fase del campeonato que está abierta a posibles salidas.