Resulta complicado que la figura de Robert Sarver genere indiferencia entre los aficionados y los medios de comunicación que siguen la actualidad de los Phoenix Suns. Menos lo será desde ahora, cuando deberá cumplir un castigo de inhabilitación de sus funciones en las franquicias masculina (Suns) y femenina (Mercury) por espacio de un año, además de abonar una multa de 10 millones de dólares y realizar un curso de reorientación al ser señalado por la NBA como responsable de una serie de actuaciones de índole racista y sexista a lo largo de sus dieciocho años en la gestión de los dos equipos profesionales de Arizona.
La sanción de la NBA ha agitado de nuevo a las numerosas voces que llevan tiempo reclamando la salida de Sarver de la propiedad de los Suns. La nueva realidad le ha convertido en centro de atención y de un debate abierto más que nunca sobre la conveniencia de su continuidad en las franquicias.
Contrarios
Los medios de comunicación se hacen eco de la noticia de la sanción, pero también diferentes articulistas y analistas señalan a Sarver y agrandan los interrogantes sobre la conveniencia de su continuidad, que en las redes sociales genera una extensa unanimidad, pidiéndose de manera clara que no siga ni un minuto más en sus cargos de responsabilidad.
Además, y según informan medios como ESPN, algunos empleados de los Suns, entre los que se encontrarían actuales de otras etapas anteriores, se habrían mostrado decepcionados por el fallo emitido por la NBA respecto a las acusaciones y la investigación realizada sobre Robert Sarver. Y lamentan que la liga no haya aprovechado la oportunidad para ser más dura y ejemplar, aunque sí que agradecen que se haya demostrado que sus acusaciones contra Robert Sarver eran verídicas y con fundamento. «Recibí un mensaje reciente de un miembro del personal actual que dijo: ‘No puedo expresarles lo enojada y decepcionada que está la gente por la naturaleza sin carácter de la decisión de la NBA», refería el periodista Baxter Holmes al respecto.
Además de las opiniones de analistas y aficionados, otras voces se han sumado a esa corriente contraria al accionista del Real Mallorca, remitiendo algunas de ellas al precedente protagonizado por Donald Sterling, dueño de los Clippers, que fue expulsado de manera vitalicia por la NBA por racismo.
Dureza
Otro que se pronunció fue el exjugador de los Suns Matt Barnes, que militó en la franquicia de Arizona en la temporada 2008/09 y no se escondió. «Creo que Robert Sarver era un candidato perfecto para ser expulsado de la NBA y estoy seguro de que no soy el único que se siente así. Desafortunadamente, la NBA decidió que no...», aseguraba el alero, duro contra quien fue su jefe en Phoenix, y recordando que en la liga estadounidense «no hay espacio para el odio», sentenció Barnes.
Mientras en Mallorca Andy Kohlberg ha asumido por completo la gestión por parte de la propiedad estadounidense, en Arizona le esperan duras semanas a Robert Sarver, que tiene en contra a un importante sector de una opinión pública que reclama que el dirigente dé un paso al lado y separe su imagen de uno de los equipos clásicos de la NBA, los Phoenix Suns.